Desechar el fuego

Por IDANIA PUPO FREYRE


Hay fiesta en las casas cubanas; las cocinas están de lujo. Adiós al tormento, en lo adelante el imprescindible acto de alimentar a la familia es algo agradable, novedoso y sencillo.
Son muchos, muchísimos, quienes han guardado en el cuarto de desahogo o en un rincón del patio hornillas de carbón, fogones pike, reverberos, anafres de leña..., para dar paso a las espectaculares ollas multipropósito y hornillas eléctricas, brillosas, relucientes, alucinantes!!!
Para las mujeres, tradicionales amas de casa, y algunos hombres que incursionan muy bien en esos menesteres, el disponer de los modernos medios técnicos para cocinar harán más rápida y eficiente la cotidiana labor hogareña, en un franco despojo a la carencia de combustible, el humo, el tizne... el fuego.
Es la despedida a años de trabajo forzado, dedicando horas a confeccionar las comidas, tras el desasosiego de buscar un combustible para su elaboración..., muchas veces, se adquiría de forma ilícita y siempre a altos precios. Luego, el drama del penetrante olor a kerosén o petróleo, tan dañino para los asmáticos y alérgicos; el hollín y el sarro del carbón y la leña, con su asfixiante humo y la suciedad, dejando su fea huella por todas partes.
Sostener la llama en estos improvisados fogones era algo difícil, de ahí que las comidas no siempre quedaban con el punto exacto de cocción, lo cual resta calidad al más sabroso de los platos.
Y también evitamos ahora la casi tragedia de rallar uno tras otros, fósforos que no encienden, hasta encontrar la generosa cerilla que finalmente prendiera la llama.
Ahora, habrá economía en desengrasantes, polvos de fregar y estropajos; las mesetas y estantes donde se ubica la nueva batería de cocina, se mantendrán con mayor limpieza...., en fin, se ha simplificado el arduo trabajo en las cocinas.
Pero lo mejor de esta novedad es que iguala el nivel de vida, porque ha sido un empeño del Estado que ningún hogar cubano quede sin recibir los útiles domésticos, ofreciendo facilidades de pago. Igual será con otros artículos que se distribuirán próximamente.
Ningún país del mundo tiene una experiencia similar a esta. Que le lleven a cada casa el desarrollo y se lo entreguen por un mínimo precio, el cual no se paga al momento.
Claro, ahora viene una reorganización del presupuesto monetario de cada familia. El dinero antes invertido en combustible se revertirá en el pago de la electricidad y es ahí donde entra en juego la conciencia de todos: el ahorro. Y existen diversas facilidades para liquidar tal deuda. La racionalidad y el bienestar del pueblo son un éxito más de este proceso social tan justo y equitativo.
El fuego, símbolo de las primeras culturas de la humanidad va quedando en eso. Ahora, la forma más avanzada de la vida hogareña en el mundo, llega a las cocinas cubanas para imponer su realeza.
Marca el hecho, una etapa superior del desarrollo social de la población, atrás queda una respetable historia de resistencia a las condiciones adversas vividas como pago al desafió de decidir ser independientes.
Decididamente, es la época de desechar el fuego.