El dolor de Guillermo Avilés

Bienvenidos al Blog Verdad Cubana.....Autora Idania Pupo Freyre..... Desde Ciego de Ávila, Cuba.....Conozca las últimas entradas de este blog..... NOLBET REGRESA A LA VIDA...EL BUEN CAMINAR DEPENDE DE UNOS PIES SANOS.....REGRESAN LAS MARIPOSAS.....Denis Castillo: de Tigre a León .....VOY A HACER PÚBLICA UNA CONFESIÓN...DOS JÓVENES INVESTIGADORAS DE CIEGO DE ÁVILA TRABAJAN EN PROYECTO EN ALEMANIA ..... Gracias por su visita.


miércoles, agosto 23, 2006

Texto y foto de Alfredo Bográn (Periódico LA PRENSA)
San Pedro Sula.
Quién iba a imaginar que doña Lucila Vega, una villanovense de 85 años de edad, llegaría de nuevo a un centro escolar para volver a aprender a leer y escribir.El entusiasmo de doña Lucila surge gracias al programa educativo “Yo sí puedo” que implementará el gobierno de Cuba en esta localidad.
“Quiero volver aprender porque se me olvidaron los números y las letras”, indicó la anciana, quien se mostró ansiosa por empezar a recibir sus clases.
El propósito de “Yo sí puedo” es alfabetizar a diez mil villanovenses adultos con la asesoría de dos pedagogos cubanos y unos 50 maestros voluntarios.
CompromisoMediante un convenio, la municipalidad pagará la educación de los beneficiados a un costo de ocho dólares por adulto alfabetizado.
El convenio fue suscrito con la presencia de la alcaldesa Antonieta Botto; el embajador cubano Alberto Gonzales Polanco; el representante del Ministerio de Educación de Cuba, Manuel Jordán; regidores y representantes de las fuerzas vivas de Villanueva.
“Es muy importante alfabetizar a nuestros pobladores porque la educación fomenta la prosperidad de las personas”, manifestó la alcaldesa.
“Queremos agradecer la invitación y el interés de la alcaldesa Antonieta Botto por iniciar un proceso de educación para su pueblo”, manifestó el embajador cubano.
El método“Sabemos que el adulto analfabeta es una persona pobre, con baja autoestima y que no asimila procesos educativos largos, entonces Yo sí puedo los educa en un plazo de 90 días”, señaló Jordán.
El programa es de corta duración, se desarrolla por medios audiovisuales y garantiza que las clases son adaptables y estimulantes para los adultos desde el inicio hasta el final del proceso educativo, indicó Jordán.
Desde hace tres meses, el programa cubano se ha extendido por el Valle de Sula y varios alcaldes se muestran interesados en ponerlo en marcha en sus municipios para erradicar el analfabetismo.Jordán afirmó que a nivel nacional una cantidad superior a los seis mil hondureños se han matriculado, especialmente en los rincones más recónditos del país.
Gonzales Polanco dijo que ya es tiempo que las autoridades se preocupen por pagar la deuda social que tienen con el pueblo, la cual consiste en brindarle educación, salud, cultura y mejor calidad de vida.
“El analfabetismo, la insalubridad y los problemas en las redes de comunicación la tienen casi todos los pueblos del mundo, especialmente los de Latinoamérica”, señaló el embajador cubano.
En voz propia“Felicito a la alcaldesa Botto porque se preocupa en solventar la deuda social del analfabetismo para su pueblo”.
Alberto PolancoEmbajador de Cuba en Honduras “Villanueva tiene zonas rurales donde existen muchos analfabetas y para apoyarlos vamos a abrir una cuenta en un banco local”.
Antonieta BottoAlcaldesa de Villanueva“Un pueblo culto y educado es una comunidad que puede elevar su nivel social, económico y mejorar sus condiciones de vida”.
Manuel JordánMinistro de Educación de CubaEfectivoEn 1961, Cuba efectuó una campaña masiva de alfabetización utilizando a los colegiales y al cabo de un año se logró que más de 700 mil cubanos resultaran beneficiados. Con los años, el Instituto Pedagógico Latinoamericano creó “Yo sí puedo”.
Inicialmente fue probado en Haití.
Con este método, Venezuela se declaró territorio libre de analfabetismo. Bolivia espera implementarlo pronto.

jueves, agosto 17, 2006

CUANDO UN AMIGO SE QUEDA


Por IDANIA PUPO FREYRE


DICEN que Eddy se nos fue. Un inconsciente violador de las leyes del tránsito impactó su auto, le causó lesiones graves en el único punto débil de su vigoroso organismo: los pulmones y, aunque durante 25 días ofreció su último combate, ante la muerte, esta fue inevitablemente la vencedora.
Cierto que su figura impresionante
, majestuosa, elegante, no recorrerá senderos; ni se escuchará su voz, insigne del deporte cubano; ni estallará su risa fácil, ni su carisma volverá a imponerse en quienes le conocíamos personalmente y en los cientos de miles que tanto lo han querido desde la radio, la televisión, la prensa escrito y sus libros.
No lo volveremos a estrechar ni podremos pedirle el consejo, la orientación..., tomar de su sabiduría la porción necesaria para crecernos profesionalmente.
Pero Eddy Martin es de las personas que se quedan, que perpetúan, no solo por lo gigante de su obra personal, si no por la simpatía, bondad y cariño que repartía a su paso por la vida. Por su talla humana
Fue de los hombres de estatura inmensa a quien su arrolladora fama, no logró tocarlo con un ápice de vanidad. Siempre pueblo, siempre amigo, siempre origen.
Dejó para todos el legado de haber hecho periodismo, locución, historia. Desde corresponsal de guerra en Playa Girón a narrador de vuelos espaciales. De cronista deportivo en la prensa plana, la radio, la televisión, el cine y el periodismo digital a conductor de programa, espectáculos y actos políticos.
Intervenciones de Fidel en la ONU, del Che en Punta del Este, Uruguay, viajes al extranjero con Raúl Castro y Vilma Espín, gestas revolucionaria en Playa Girón y la Sierra Maestra, luchas y prisiones en la clandestinidad, vuelos espaciales, Olimpíadas, Campeonatos Mundiales...., los hechos más connotados del país y la Revolución tuvieron al excepcional profesional avileño de testigo de primera línea.
Un paradigma, así lo definió la locutora Gladys Goizueta. Todos los que lo conocimos extrañaremos al caballero de la dulce sonrisa, la decencia a flor de piel y la pluma diestra y fecunda. Al entrañable y fiel amigo. Al veterano y leal fidelista. ¡Qué orgullo para sus amigos y lectores, para el pueblo de Cuba la obra que deja!,
escribió en un correo de condolencia el avileño Ángel Guerra, exdirector de Bohemia y Juventud Rebelde, en los años en que Eddy escribía para esos órganos de prensa.
Eddy, fue un privilegio conocerte, dijo la documentalista Julia Osendi en la despedida de su sepelio. El destacado colega cubano Juan Marrero definió a Eddy como el Martín Dihigo del periodismo cubano, por esa capacidad de desempeñarse en cualquier posición y brillar en todas.
Tres días antes de su fatal accidente me contaba por teléfono de sus proyectos futuros: Después de las Olimpíadas de Beijín, en el 2008, me voy a retirar, tengo que escribir más libros, contar vivencias, anécdotas, historias..., siempre activo, lleno de planes, de trabajo.
Imposible. No podemos dejarlo marchar. Eddy Martin es de las personas que no nos abandonan, él estará siempre aquí con nosotros, desgranando su risa constante, su ternura, la firmeza para defender sus criterios y el ejemplo de una obra difícil de igualar.
Cuando un amigo se queda se nos ensancha el corazón para seguirlo queriendo.

domingo, agosto 13, 2006




Año V. La Habana13 de Agosto de 2006


ME SIENTO FELIZ13 de agosto de 2006Queridos compatriotas y amigos de Cuba y del resto del mundo:Ya hoy día 13 he arribado a los 80 años de edad.Decir que la estabilidad objetiva ha mejorado considerablemente no es inventar una mentira. Afirmar que el período de recuperación durará poco y que no existe ya riesgo alguno, sería absolutamente incorrecto.Les sugiero a todos ser optimistas, y a la vez estar siempre listos para enfrentar cualquier noticia adversa.Al pueblo de Cuba, infinita gratitud por su cariñoso apoyo. El país marcha y seguirá marchando perfectamente bien.A mis compañeros de lucha, eterna gloria por resistir y vencer al imperio, demostrando que un mundo mejor es posible.Hoy, 13 de agosto, me siento muy feliz.A todos los que desearon mi salud, les prometo que lucharé por ella.
FOTOS ACTUALES DE FIDEL




viernes, agosto 11, 2006

FIDELCASTRO: PALABRAS MAYORES


Por ERNESTO CARDENAL

Para quienes hemos conocido a Fidel Castro (y lo queremos y admiramos) es difícil hacer una breve semblanza de él. Porque contrario a lo que pueden pensar los que sólo lo conocen por los periódicos (muchas veces hostiles a él) no es un personaje simple de definir sino sumamente complejo. Ante todo hay que decir que es una personalidad genial.
Pero no es solamente un genio, sino muchos genios.
Se le conoció primero como un genio guerrillero. Después se ha revelado ser también un genio como estadista: uno de los más grandes estadistas de su tiempo, destacándose sobre todos ellos por haber gobernado tantos años con gran habilidad, o si se quiere con mucho éxito, enfrentándose al poder más grande del mundo en condiciones tan desiguales.
Hay que agregar además que es un gran genio de la oratoria, yo diría que no sólo es de los más grandes oradores de su tiempo sino de toda la historia.
Es asombroso ver cómo cautiva al auditorio, en Cuba y en cualquier otro país, hablando horas y horas, sin tener los discursos escritos como lo hacía Demóstenes, y a veces sin haberlos preparado siquiera, completamente improvisados.
A diferencia de sus rivales los presidentes de Estados Unidos, que al decir de Gore Vidal no pueden escribir sus propios discursos sino tienen alguien que se los escriba, y a veces ni siquiera los pueden leer. Es un genio también en una gran cantidad de conocimientos.
Es profundo en temas de agricultura, en temas de medicina, en economía (tal vez el más grande experto mundial en cuanto a la deuda externa), en electrónica, recursos energéticos, y muchas cosas más. Gabriel García Márquez me ha contado del acierto y profundidad con que ha analizado por la mañana una novela suya que acababa de leer la noche antes.
Hace unos pocos años decidió estudiar la Teología de la Liberación, de la que no sabía nada, y algunos teólogos de esta teología me han contado cómo había llegado a ser un experto en ella. Podría agregar también que es genial en cuanto a la memoria: yo mismo soy testigo de cómo un tema inconcluso del que había conversado conmigo hacía diez años lo retomó cuando me volvió a ver diez años después (siendo tantas las personas que él ve).
También es famosa su facilidad para retener los números y para hacer operaciones matemáticas instantáneas.
Como alguien que lo ha tratado personalmente algunas veces, puedo atestiguar que es una personalidad fascinante: afectuoso, de voz muy suave, cortés, y aun tierno. Familiariza con cualquiera desde el primer momento.
Es ingenioso, ocurrente, y siempre hace reír…
Todo esto explica que para el pueblo de Cuba haya sido un personaje indispensable, que haya gobernado por tanto tiempo (no por las armas, pues no gobierna por las armas) y que tenga tan inmensa popularidad. Y también que tenga los enemigos que tiene.


jueves, agosto 03, 2006

FIDEL Y EL DOLOR


Por Miguel Bonasso


Antenoche recibí un llamado de La Habana que me dejó sin aliento. Un compañero argentino me avisaba: “Parece que Fidel está mal”, y de inmediato la conversación se cortó, generando un insoportable suspenso. A los pocos minutos la CNN informaba que Fidel Castro había sido operado y que por primera vez en 47 años transfería transitoriamente sus responsabilidades de Estado a su hermano Raúl.
De inmediato comencé a llamar a todos los amigos de La Habana sin resultado. Las líneas estaban saturadas. Recién a las doce de la noche logré establecer contacto telefónico con uno de los colaboradores más cercanos del Comandante.
“Las cosas son así –me dijo– como se ha informado. Tú conoces nuestra ética y la del Jefe: jamás le mentiríamos ni le ocultaríamos nada al pueblo.”
Es cierto. Recordé a Fidel, sentado en una silla, aguantando el dolor de su terrible caída al finalizar un acto, cuando anticipó el diagnóstico de los traumatólogos y le explicó al pueblo cubano (y al mundo) que se había fracturado la rodilla y el hombro derecho.
Antenoche, en el comunicado que leyó su secretario Carlitos Valenciaga, resplandecía la misma seriedad, la misma responsabilidad política, la misma precisión al hablar de radiografías, endoscopías y hasta filmaciones del inquietante sangrado que lo llevaba al quirófano. Era el estilo inconfundible del hidalgo que ha cedido transitoriamente la jefatura del Estado cubano.
El colaborador de Fidel agregó que la operación había sido exitosa y que comenzaba un proceso de recuperación. Sus palabras y el tono de su voz me tranquilizaron. El episodio era serio, grave, pero el amigo confiaba, como yo, en la fortaleza del paciente, en ese dominio extraordinario que ejerce sobre la realidad su cerebro privilegiado.
Pensé: “Fidel se va a morir cuando él lo decida y todavía no lo ha decidido”.
Recordé una conversación que habíamos tenido en el Palacio de Convenciones, hace siete u ocho meses. Parecía abstraído, lejano, pero súbitamente me miró como si regresara del futuro y confesó:
“Lo que necesito es tiempo”.
Tiempo para completar lo que él llama “la revolución energética” y le va a significar a la isla un ahorro anual de dos mil millones de dólares; tiempo para que “Cuba sea económicamente invulnerable, como ya lo es militarmente”; tiempo para reconstruir el movimiento de Países No Alineados; tiempo para operar de cataratas y pterigium a seis millones de latinoamericanos en los próximos seis años; tiempo para que los educadores cubanos del programa “Yo sí puedo” ayuden a desterrar el analfabetismo de toda América latina; tiempo para que prospere la integración latinoamericana y el ALBA.
Tiempo, en suma, para consumar una gigantesca empresa humanística que parece descomunal, imposible, para una pequeña isla sitiada de once millones de habitantes y ciento diez mil kilómetros cuadrados, que sobrevive a fuerza de dignidad, a noventa millas náuticas del monstruo. Que nadie espere encontrar aquí una “nota objetiva”: tengo el extraordinario privilegio de contarme entre los amigos personales del Comandante Fidel Castro. Es un honor que me concedió hace poco más de tres años. Antes lo miraba como todos los de mi generación desde una respetuosa distancia. Lo veía instalado en la cima de la historia mundial, pero ignoraba sus rasgos de humor, sus provocaciones y travesuras, su fidelidad de fidel hacia los amigos, su desbordada curiosidad por todo lo humano, su imaginación de navegante y sus hábitos inveterados de conspirador. Su real ternura por los desvalidos.
Una madrugada charlábamos en la sala de reuniones del Palacio de la Revolución y empezó a pronosticar lo que ocurriría a causa del gran terremoto que acababa de producirse en Pakistán. “Pronto vendrán los grandes fríos –me dijo– y los habitantes de los pueblos destruidos comenzarán a vagar sin destino en la ladera de las montañas. Habrá fracturas expuestas, gangrenas, y dolor, un indecible dolor humano. Tenemos que hacer algo.”
Pocos días después, médicos y paramédicos cubanos comenzaban a viajar a Pakistán hasta completar una generosa brigada de 2500. Que en cuatro meses atenderían a 700 mil pacientes. Que permanecerían con temperaturas bajo cero cuando los Médicos Sin Fronteras y los médicos de todas las ONG de este extraño mundo hubieran liado ya sus petates.
En febrero, diez días antes de que mi compañera Ana de Skalon muriera de cáncer en La Habana, él la visitó, como lo hacía con frecuencia.
Se iba ya, cuando se dio vuelta en la sala y le dijo inesperadamente:
–Yo sé que tú luchas, Anita, y me parece muy bien que lo hagas, porque tú y yo pertenecemos a la misma clase de seres humanos.
Ana, desde su agonía, le devolvió una sonrisa.
El día de sus funerales, cuando la condecoró post mortem como “amiga de Cuba”, me llevó a comer con él. No habló de Ana durante el almuerzo, pero mientras me acompañaba a los ascensores, me dijo con una voz inaudible.
–Imagínate lo que sufres tú, lo que sufrió Anita y multiplícalo a nivel universal por los millones que sufren.
Entendí, entonces, lo que le había dicho alguna vez a su amigo Hugo Chávez, que él no creía en la trascendencia del alma, pero aceptaba que el presidente venezolano lo incluyera entre los cristianos.
Hace pocos días estuve con él aquí, en Córdoba, en la Cumbre del Mercosur. Lo acompañé en el acto, en la visita a la casa familiar del Che en Alta Gracia y en un almuerzo tardío el mismo día de su partida.
Hablamos de todo un poco, junto con otros amigos cubanos y argentinos. Hasta de vinos. De tintos que él saboreó con nosotros.
No soy clínico, pero lo vi bien. Animado, optimista. Contento porque a sólo 24 horas de finalizada la Cumbre ya le había comprado a nuestro país cereales y alimentos por 100 millones de dólares. En el palier del hotel saludó a todos los miembros de la embajada cubana y a los policías federales y de Córdoba que lo habían custodiado y querían retratarse con él.
Luego se fue, envuelto como siempre en multitudes. Así lo quiero ver, muy pronto, arropado en el cariño y la admiración que se merece.

martes, agosto 01, 2006

FIDEL ESTABLE Y DE BUEN ÁNIMO



MENSAJE DEL COMANDANTE EN JEFE AL PUEBLO DE CUBA Y A LOS AMIGOS DEL MUNDO

Yo no puedo inventar noticias buenas, porque no sería ético, y si las noticias fueran malas, el único que va a sacar provecho es el enemigo. En la situación específica de Cuba, debido a los planes del imperio, mi estado de salud se convierte en un secreto de estado que no puede estar divulgándose constantemente; y los compatriotas deben comprender eso. No puedo caer en el círculo vicioso de los parámetros de salud que constantemente, a lo largo del día, se mueven.
Puedo decir que es una situación estable, pero una evolución real del estado de salud necesita el transcurso del tiempo.
Lo más que podría decir es que la situación se mantendrá estable durante muchos días, antes de poder dar un veredicto.
Estoy muy agradecido por todos los mensajes de nuestros compatriotas y de muchas personas en el mundo.
Lamento haberles causado tanta preocupación y molestia a los amigos en el mundo.
De ánimo me encuentro perfectamente bien.
Lo importante es que en el país todo marcha y marchará perfectamente bien.
El país está preparado para su defensa por las Fuerzas Armadas Revolucionarias y el pueblo.
Nuestros compatriotas lo conocerán todo a su debido tiempo, como pasó cuando mi caída en Villa Clara.
Hay que luchar y trabajar.
Agosto 1º del 2006, 5:30 p.m.
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