Por IDANIA PUPO FREYRE
Hoy los veo a todos juntos, unidos, porque en la unidad está la fuerza y esa es la premisa de la Revolución Cubana.
El
maestro hizo un alto en su escuela y se funde con el médico que puso en
reposo, por un rato, su estetoscopio y su esfigmo para participar en el
festejo.
Ellos marchan juntos con aquel que en cada amanecer barre mi calle, quien a su vez se alistó con la bailarina y el músico.
Los
veo pasar en marcha unida con un grupo de obreros agrícolas; ellos
dejaron descansar la tierra esta mañana porque un poeta los invitó a
componer la rima de la marcha obrera.
Sonriente
pasa por la tribuna del tradicional acto el barbero y la peluquera, el
ingeniero, el cortador de leña, el trabajador social y la enfermera…ah!,
y no perdí de vista al que de madrugada hace el pan y quien vela toda
la noche, custodiando los bienes de todos.
Y aquel que pasa tantas horas detrás de un mostrador, sirviéndonos en nuestras necesidades, canta y grita consignas, repetidas por los carteros, periodistas, albañiles, economistas y pintores.
Y aquel que pasa tantas horas detrás de un mostrador, sirviéndonos en nuestras necesidades, canta y grita consignas, repetidas por los carteros, periodistas, albañiles, economistas y pintores.
Veo
pasar por las calles de mi ciudad un interminable desfile en el cual
van codo a codo dirigentes, atletas, mecánicos y arquitectos, quienes
instan a aligerar el paso y entonar nuevos cantos a sus hermanos
militares, estudiantes, pescadores, carpinteros.
Y
no faltan cinco cubanos, prisioneros del imperio, cuya dignidad y
decoro se alzan hasta el cielo…, por eso Gerardo, Ramón, Antonio,
Fernando y René desfilan también este año por el Primero de Mayo, como
valerosos trabajadores de la lucha antiterrorista.
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