Esos directores de equipos, tan importantes en sus funciones, rigen el trabajo técnico, el entramado táctico, la formación integral de sus atletas y las relaciones públicas de su plantel.
Al avileño Roger Machado lo conozco bien por su desempeño como pelotero, desde las categorías escolares hasta su basta participación internacional y lo he visto crecer como mentor.
Además de los éxitos conseguidos con sus Tigres, Roger se ha ganado la simpatía de los aficionados y la prensa, por su manera calmada y firme de conducirse, por su elegante conducta en el terreno y en las conferencias de prensa, por sus respuestas sinceras y explícitas ante cada cuestionamiento.
Hay otros directos cubanos con similares características y con ellos Roger Machado hace empatía ejemplar. Por ejemplo, con Carlos Martí Santos, mentor de Granma, con quien discute ahora el título de la 56 Serie Nacional de Béisbol.
Martí, nuestro más longevo y experimentado DT, es hombre respetado y respetuoso, toda una cátedra de béisbol. Es evidente su empatía con Machado, a quien aconseja y transmite su sapiencia y Roger le corresponde con admiración y afecto.
Recuerdo que en abril del 2015, en el estadio de Ciego de Ávila, su equipo Los Tigres arrancó a Granma el sueño de pasar a discutir el título del béisbol cubano y en ese juego final, con la derrota a cuestas, Carlos Martí se abatió al punto de las lágrimas.
Al verlo así Roger Machado fue al banco granmense a consolar a su colega en hermoso gesto solidario y humano. De ese emotivo momento quedaron fotos como testimonio.
En la semifinal del 2015 Carlos Martí se abatió al punto de las lágrimas |
Roger fue al banco a consolar a su colega en gesto solidario |
Entre estos hombres existen lógicas rivalidades, porque la victoria de ellos es la alegría de sus seguidos y la demostración de supremacía deportiva, pero por sobre eso está la ética, la responsabilidad ante el público de ofrecer un espectáculo edificante, no una guerra romana.
Por eso estos juegos han transcurrido con rivalidad y respeto, con humildad y reconocimiento a la fuerza del contrario. Además, sus declaraciones a la prensa, su trato con los periodistas, es ejemplar.
Entre Roger y Martí existe un sentimiento mutuo de admiración y afecto porque, al fin, los dos son hombres de béisbol.
Yo, cuando los he visto conversar, abrazarse, reconocer públicamente la valía de su rival, pienso que bonito sería que todo nuestro béisbol fuera así y que siempre viéramos duelos entre caballeros.
Por Idania Pupo Freyre
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