“Ha terminado mi carrera como director en el béisbol. Esta es mi última
actuación como tal. Es una decisión sin marcha atrás. Necesito
descansar”, manifestó Víctor Mesa Martínez, minutos después de concluido
el juego en el que los Alazanes de Granma vencieron a los Cocodrilos de
Matanzas 12 carreras por 2, y pasaron a la final, junto a Tigres de
Ciego de Ávila.
“Me dedicaré a otras funciones que dependerán de
mí, sino de quienes dirigen el béisbol en Cuba. No renuncio a ser el
director de la selección que participará en el próximo Clásico Mundial,
si así se determina, pero considero que debe ser quien ganen esta 56
Serie Nacional, se lo merecen por igual Roger Machado y Carlos Martí”.
Por seis años el reconocido exjardinero central de los equipos Cuba y
de la provincia de Villa Clara, su tierra natal, se mantuvo al frente de
conjunto de Matanzas, sus Cocodrilos, a los que llevó, a partir de la
51 Serie Nacional, a los primeros planos, cuando con anterioridad a su
llegaba los yumurinos se ubicaban en las últimas posiciones.
Con la
de esta oportunidad, en que su equipo ocupara a tercera posición por
haber ganado 70 juegos y perder 20 en las etapas preliminares, y
situarse en el primer peldaño. Con este resultado estableció con sus
peloteros una marca histórica muy difícil de siquiera igualar en la
posteridad.
En los seis años al frente de sus muchachos conquistó
dos segundos lugares y cuatro terceros, para convertirse en el más
estable, y solo dejará atrás e pesar de no haber conseguido la corona,
como antes tampoco lo logró con sus Naranjas de Villa Clara.
Pero,
junto a lo citados méritos, Víctor Mesa tiene el de haber llevado el
béisbol cubano a su máximo esplendor luego de un período de
inconsistencia. Con sus Cocodrilos impulsó a otros equipos a incrementar
su autoestímulo general en pos de realizar mejorar protagonismo en
defensa de la camiseta y la corona; llenar estadio, mejorar a atención a
los peloteros, disciplinarlos, cohesionarlos y convencerlos de que
pueden ganar si se lo proponen.
“Estaré en el lugar que me sitúen
en lo adelante, pero los matanceros, si me lo solicitan, pueden contar
conmigo siempre, como asesor o en cualquier otro aspecto que requieran y
consideren que pueda ayudarlos”, aseveró la llamada Explosión Naranja,
el hombre que más home robó en la pelota revolucionaria cubana, con
ocho.
El Hombre Show del béisbol cubano lega también a esta
disciplina, además de su riqueza deportiva como atleta y mentor, a dos
hijos –Víctor Víctor y Víctor–, así de repetido, que ya demuestran que
‘hijos de gato cazan ratones’, con destacadas actuaciones, incluso en el
contexto internacional en las categorías donde han participado.
“Considero que en Matanzas hay hombres capaces de asumir el papel de
directores, pero no menciono nombres para no comprometer a las
autoridades locales. Durante estos seis años se han formado varios que
pueden continuar y, hasta mejorar, cuanto he hecho por el bien del
béisbol en esta provincia, a la que amo igual a la mía”.
Con voz
tristona, si cabe la palabra, por este revés en su nueva batalla por el
triunfo definitivo, Víctor aseguró que en la provincia yumurina hay
muchos valores, incluidos los de la categoría sub-23, que pueden asumir
los nuevos retos del béisbol, y que se logrará lo que él no pudo, pero a
lo que se entregó con todas energías y amor. “No les fallaré cuando
me necesiten. Seré uno más, como hasta ahora. Tarde o temprano
recibirán el premio por el que tanto trabajan y merecen”.
Por
último, señaló que la discusión del título entre Ciego de Ávila y Granma
será reñido hasta el último momento, pues ambos equipos poseen calidad y
lo demostraron al llegar hasta aquí.
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