Cuando Granma estaba cerca de ganar la corona de Cuba, Martí comenzó a experimentar una “especie de sensación que jamás había vivido en tantos años en la pelota”. Se sentía cerca de tocar el cielo con las manos, el sueño de toda una vida.
Después de caer el último out, él quiso salir caminando para el box y no pudo. Dice que un “ejército de muchachos” se lo impidió, pero tal vez fue el instinto el que lo mantuvo inmóvil allí, en el lugar ideal para repasar más de cuatro décadas de sacrificios.
Momentos antes de partir para una nueva empresa, repasamos con él los instantes del triunfo, tuvimos acceso a las fotos de su boda con Adis –hace 36 años-, sentimos la emoción de abrazar a su madre el día de la victoria y conocimos un poco más al hombre que hasta en medio de una gravedad –en el 2013- no pudo renunciar al béisbol.
-En estos días ha tenido muchas entrevistas, casi todas ahondaron más en lo técnico que en lo humano. Por eso quisiéramos saber qué pasaba por la mente y el corazón de Carlos Martí cuando faltaban unos segundos para la obtención de un campeonato.
-Uno piensa en millones de cosas, lo primero es que, sinceramente, nunca me imaginé que ganaríamos con tanta holgura contra Ciego de Ávila. Cuando se veía venir la victoria, empecé a sentir una especie de sensación que jamás había vivido en tantos años en la pelota.
“Me decía, cómo este equipo ha logrado esta hazaña, porque aparte del modesto granito de arena que yo haya puesto, ellos, los peloteros, son los fundamentales en el éxito, sobre todo porque obtuvieron la clasificación cuando pocos la esperaban, fueron dándose cuenta que podían y llegó el resultado.
-¿Qué hizo cuando cae el último out ante Ciego de Ávila?
-Para mí ese fue el juego más tenso de todos, tenía una emoción interna, no sabía qué hacer, si coger para allá, si sentarme… pero como ese out fue un fly a tercera base, el grupo completo salió corriendo hacia el box, yo me quedé en el banco, porque traté de llegar caminando, pero no pude, por el ‘ejército de muchachos’ que iba corriendo. Entonces, sentado tranquilo, descompensé, diría yo, las tensiones de estos 45 años de trabajo.
-Usted dijo que le parecía haber tocado el cielo con las manos.
-Es que no me imaginé esto. Yo gané un campeonato con Orientales, cuando la pelota era mucho más fuerte, he estado en torneos internacionales con equipos juveniles, que hemos alcanzado la victoria. Sin embargo, esta sensación con Granma es única, no existen palabras para describirla, resulta muy difícil.
-¿Por qué esa persistencia en asumir una tarea tan compleja como la dirección de un equipo de béisbol? ¿Ha sido buscando una satisfacción personal?
-Yo les digo la verdad: nunca he buscado nada personal. Llevo siempre en mí ese proverbio martiano que el Jefe de la Revolución predicaba mucho: “Toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz”. Sí quería que la provincia tuviera un resultado para cuando me fuera hubiera un logro, pero nunca he buscado un mérito especial ni pensé que me hiciera falta porque, como les repito, vivo con ese concepto de José Martí.
-En ninguna de las entrevistas que concedió el 22 de enero pudo contener las emociones.
-Había de todo, nervios, emoción, tensión, algo raro por haber obtenido lo que parecía imposible. No es fácil vivir un momento como ese, en el que hay 40 mil, no sé… 50 mil personas, dentro y fuera del estadio.
“El que no se ponga tenso en juegos como esos, es porque no tiene sangre en las venas. Pienso que lo importante es tratar de controlar la emoción para que los atletas no se den cuenta, porque cuando ven que el guía pierde el control eso puede repercutir en ellos. Es decir, debemos tratar de que las tensiones no se noten mucho”.
Con Adis Sánchez, su esposa, y Bía | |
(Beatriz), su hija menor |
-Usted ha insistido en el papel importante que desempeña la familia de los atletas. ¿Cuánto influye en un resultado deportivo?
-No sabría llevarlo a un número, pero es un porcentaje grande. En estos trajines uno se pasa mucho tiempo fuera de la casa y todo el mundo sabe la situación en que vivimos, hay escaseces, cuestiones personales que se deben resolver… entonces, vale mucho el apoyo de la familia, que los hijos estén bien protegidos y tengan lo indispensable. Los vecinos también son importantes, te cuidan, te apoyan.
Para los atletas es algo esencial. Deben tener el menor número de preocupaciones cuando están en un terreno de pelota.
-¿Qué les dijeron sus hijas y su esposa cuando Granma obtuvo este histórico triunfo?
-Todavía no hemos podido hablar mucho después de la victoria. Adis Sánchez, mi esposa, y Bía (Beatriz), mi hija menor, estaban en el terreno. Ellas vivieron esto como si hubieran sido protagonistas de los juegos. Mi otra hija, que reside en Estados Unidos, María de Jesús, me llamó enseguida, apenas se terminó el partido.
-¿Y el encuentro con su mamá?
-Eso fue lo más grande (se sonroja y unas lágrimas aparecen en los ojos). La caravana venía y me bajé a abrazarla… (hace una pausa y aparta la mirada).
-¿Qué edad tiene su mamá, Amada Santos?
-Va a cumplir 92 años.
-¿Cuántas llamadas ha recibido en estos días?
-Cientos, de Cuba y del exterior, de Angola, Estados Unidos y de Brasil. Uno de los que llamó, desde ese último país, fue Triana, el médico que estuvo con el equipo durante muchos años. Él siempre nos apoyó desde el principio de la serie.
-¿Cuando estuvo enfermo, pensó que era el final de su carrera?
-Yo estuve mal, no tenía intenciones de seguir porque la salud está por encima de todo; debo agradecer a todos los médicos, los riñones son delicados y no se puede tener alta la tensión arterial. Cuando me recuperé, me di cuenta que todavía tenía un poquito de energía, entonces los doctores me aconsejaron que no cogiera lucha -algo que es muy difícil-, y siguiera con el plan médico.
“Una de las cosas que más me motivó a continuar es que hubo una renovación este año. O sea, que la Dirección de Deportes en la provincia, al plantearme que debía continuar en esta tarea, me expresó que no había compromiso previo de lugar. Así proyectamos un equipo nuevo, sin presión ninguna”.
-Algunos decían que esta era su última serie. ¿Después de este campeonato qué pasará con la vida de Carlos Martí?
-Eso no lo he decidido, no lo he pensado. Yo siempre he dicho que mientras me sienta en condiciones voy a seguir en la pelota, no de mánager, pero sí en otras funciones. Si la salud me acompaña puedo mantenerme trabajando, sea de asesor, de consultante, no sé. Lo difícil para mí sería encerrarme en mi casa solo a leer periódicos o a buscar el pan.
En Granma hay gente joven, con perspectivas, gente que puede dirigir, yo puedo dar, modestamente, algún consejo. Dirigir es un rato, la pelota es más que eso, la pelota sí es mi vida desde que tenía 15 años y me fui para la Eide.
-¿Entonces este no es el último torneo nacional del mánager del equipo Granma?
-No puedo decir que sí ni que no, estoy indeciso. Yo solo no tomaría esa decisión. Necesita calma, habría que analizarla bien y consultarla con las autoridades, con la familia, con varias personas. Y la decisión que tome que sea la mejor para la provincia, para el béisbol.
-Hay especialistas que ahora, después de esta victoria, es que han venido a descubrir las virtudes personales y técnicas de Carlos Martí y a darse cuenta de que tiene las potencialidades de dirigir en el Clásico Mundial. ¿Por qué cree que ha sucedido eso?
-A mí me extraña que descubran a uno ahora. Llevo más de 40 años en la pelota y mi temperamento siempre ha sido el mismo.Quizás cuando joven tenía otra energía, pero mi carácter no ha cambiado. La experiencia se ha acumulado, por supuesto, como pasa en todas las esferas de la vida. Trabajé al lado de Jorge Fuentes como auxiliar durante años y con varios equipos durante buen tiempo. Es cierto que algunos órganos de prensa se han dado cuenta ahora de que existo. Ya he dicho, honestamente, que mi objetivo no es dirigir, sino ser útil. Lo del Clásico Mundial, bienvenido. Todo lo que sea béisbol, yo estoy ahí, aunque sea un juego de pelota entre Bayamo y Cautillo. Voy a cumplir 68 años, el 16 de febrero, y he estado en esto en las buenas y en malas, y voy a continuar hasta que me den las fuerzas.
-¿Qué le diría hoy a sus seguidores y a sus detractores?
-A los seguidores que sigan apoyando al equipo, a la provincia, que el béisbol es bonito, que mueve multitudes, que hemos vivido momentos lindos con la alegría del pueblo. Hay detractores técnicos, que critican si tocó o no tocó, o hizo esta o aquella jugada, eso es bueno, le da vida a la pelota, pero los detractores de otro tipo no les diría nada, que se sumen, lo mejor en la vida es hacer el bien.
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