Ser testigo de la proeza de médicos, técnicos, enfermeras y personal
auxiliar del hospital general docente Roberto Rodríguez, de la ciudad de
Morón, para salvar la vida de su hijo, le da a Dunia La O Padrón,
sobradas razones para hablar de derechos humanos en Cuba.
Ella
permaneció un mes en ese centro asistencial con su hijo José Carlos
González La O, de 13 años de edad, quien había sufrido un trauma
craneoencefálico grave al caer de ocho metros de altura al pavimento en
un parque de diversiones.
Ingresado con urgencia, los diagnósticos
fueron cinco: trauma craneoencefálico grave, entallamiento traumático
de la bóveda craneal, lesión axonal difusa grado IV, hemorragia
subaracnoidea traumática y contusión pulmonar severa.
Tras la
estabilización de sus parámetros vitales, se le practicó una compleja
intervención quirúrgica de cuatro horas de duración, denominada
craniectomía descompresiva, explicó Ángel Jesús Lacerda Gallardo, doctor
en ciencias y especialista en Neurocirugía, quien lideró el equipo.
Se eliminó el 50 por ciento del hueso del cráneo en su mitad anterior y
se amplió la cavidad craneal para que el cerebro inflamado del enfermo
pudiera contar con mayor espacio y no sufriera los temidos fenómenos de
hipertensión intracraneal, frecuentes en estos casos, indicó.
También se le colocó un sistema de monitoreo continuo de la presión
intracraneal para conocer el comportamiento de esta importante variable,
y otras como la de perfusión cerebral y la hemodinamia en el cráneo.
Una tomografía axial computarizada evolutiva antes del egreso
hospitalario mostró que las estructuras neurológicas del niño están en
perfecto estado, agregó.
Lo que hicieron por mi hijo es una proeza
de la medicina cubana y agradezco por ello al personal de la Sala de
Neurocirugía y a la dirección del hospital, expresó Dunia, y ese gesto
humanitario le da motivos suficientes para afirmar que la atención
esmerada de salud es un derecho de todos en Cuba.
El doctor Lacerda
comentó que una cirugía como la practicada, más la estancia
hospitalaria, el posterior seguimiento al paciente, los recursos
empleados y los tratamientos farmacológicos, en los Estados Unidos
hubieran costado decenas de miles de dólares.
Sin embargo, en Cuba
resultan absolutamente gratis, como también lo son la educación y otros
beneficios, pues nuestro país es uno de los pocos que ha cumplido las
metas establecidas por los Objetivos de Desarrollo del Milenio,
apuntó.
Por Julio Juan Leandro, AIN
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