En su idílico concepto de ser "figuras pilíticas de connotación internacional", no están ya a gusto con las condiciones ofrecidas por sus anfitriones y así aparece en la edición digital del periódico El Mundo, con el siguiente título y contenido:
Crece el malestar entre los disidentes cubanos en Madrid
Crece el malestar entre los disidentes cubanos que han llegado a Madrid en las últimas horas. Por un lado, empiezan a oírse quejas por las condiciones del hostal donde se alojan; por el otro, algunos de los ex presos políticos son reacios a aceptar el estatus de inmigrantes que les ha ofrecido el Gobierno español.
Los opositores cubanos se encuentran en el Hostal Welcome, situado en un polígono industrial en el sur de Madrid. "El baño es colectivo y las habitaciones no están ventiladas", comenta Oleivys García. La mujer del disidente Pablo Pacheco expresó su "desconcierto" ante el nuevo alojamiento, mientras fuentes cercanas al exilio directamente lo califican de "cutre", pese a que el precio de una noche en el hostal (13,90 euros) supera el salario medio de Cuba.
Algunos de los nueve exiliados que se encuentran en Madrid -este jueves llegarán otros dos- no quieren ser enviados a centros de acogida fuera de la capital, porque prefieren quedarse en la ciudad o irse a EEUU. "Nos recomiendan que nos vayamos, porque aquí la vida es demasiado cara", explica Omar Moisés Ruiz Hernández en la puerta del Welcome.
¿Asilo político?
Fuentes de Cruz Roja señalan que los desterrados se repartirán en varias comunidades autónomas: "El protocolo firmado con Exteriores prevé la asistencia a los disidentes durante 24 meses, aunque el acuerdo se revisará cada año. Les ofreceremos alojamiento, asesoramiento laboral, apoyo médico y psicológico".
QUE PRONTO SE HAN DEFRAUDADO
Vale señalar que esta señora que ahora opina insuficiencias en el alojamiento ofrecido en Madrir se desempeñaba como médico comunitaria en el reparto 9 de Abril, de Ciego de Ávila, en el centro de la isla de Cuba, hasta el momento de su partida, a pesar de conocerse sus actividades en contra de la Revolución.
Además vivía junto a su hijo en una casa del Ministerio de Salud Pública, mucho más ventidala y acojedora que el hostal ofrecido por el gobierno español.
Nada, que los mercenarios al servicio del imperialismo que trataron en Cuba de afectar el proceso revolucionario, sin resultados, ahora no se sienten bien servidos ni bien pagados y esto sucede a menos de 48 horas de abandonar su país, por voluntad propia.
Cosas del enemigo y sus tontos útiles.
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