Siempre se les veía vestido de blanco, con los rostros llenos de luz. Ahora están enfundados en trajes extraños, con las caras cubiertas de máscaras, espejuelos protectores y gorros, casi no se les conoce, pero ellos son los mismos: los supremos.
Pertenecen al mismo gremio, con distintas profesiones, son médicos, personal de enfermería, tecnólogos de la Salud…, todo un ejército de hombres y mujeres igualados por su valentía y humanismo.
Hay que tener mucho valor para enfrentar sin miedo enfermedades, a veces mortales, sentir el dolor ajeno como propio y vencer todas las barreras hasta llegar al codiciado objetivo de derrotar la muerte.
Para entregarse a la más humana de las profesiones, la medicina, ellos priorizan la atención a enfermos por encima del tiempo dedicado a su familia, al descanso, a su bienestar personal.
No hay horario establecido ni día libre mientras un ser humano necesita de sus auxilios.
Muchas veces no tienen las mejores condiciones para hacer su delicado trabajo, ni disponen de los recursos y medicamentos necesarios para enfrentar la enfermedad, pero nada los detiene, ellos buscan alternativas y se impone el ingenio humano.
Ahora, cuando una rara y mortal enfermedad se extiende por todo el mundo bajo el nombre de COVID-19, en Cuba tenemos la evidencia más notable de la estirpe de estos hombre y mujeres del sector de la Salud, quienes al sentir a su pueblo atacado por un maligno virus, se enfundan en sus trajes de valor y arresto y, sin miedo, salen a combatirlo.
Y muchos han partido a otros países para ayudar a enfrentar la pandemia, con el mismo amor que lo hacen en Cuba.
En la peligrosa misión de ser los que más cerca del virus están, asumen el riesgo y algunos hasta se contagian, pero desde su periodo de hospitalización, solo piden recuperarse para volver a la batalla.
A ellos no los derrota ni el sueño, ni el cansancio ni el estrés, ni el peligro, por eso hay que considerarlos como seres supremos, que dedican cada día de sus vidas a preservar o restablecer el único y verdadero tesoro que tiene el ser humano: la salud.
Idania Pupo Freyre
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