Horas de tensión y angustia se vivieron por estos días en la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátrico del Hospital Provincial Doctor Antonio Luaces Iraola, de Ciego de Ávila.
Sucede con frecuencia, cada vez que hay un niño grave y peligra su vida, pero el último caso tenía un agregado especial: era una lactante de nueve meses de nacida, portadora del virus SARS-CoV-2, que provoca el nuevo coronavirus.
La infante llegó al hospital avileño con un cuadro de crisis convulsiva. Su cuerpo se estremecía involuntariamente y de inmediato se le aplica el tratamiento médico indicado para estos casos y su pequeño cuerpo comenzó a reposar.
Al siguiente día se repiten las convulsiones, aparece una toma del estado general y es necesario trasladarla para un peño salón aislado de la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos, donde se le aplica ventilación asistida.
Se le indica una Tomografía Axial Computarizada (TAC) simple de cráneo, cuyo resultado se interpreta como una Meningoencefalitis viral, según también consta en el parte oficial del Ministerio de Salud Pública de Cuba.
Aunque al principio de su ingreso hospitalario, la niña no presentaba signos de afección respiratoria, sus médicos estudiaron bien la clínica de su evolución y, con gran acierto, indicaron hacerle un PCR en tiempo real, que certificó padecer de la CONVID-19.
Entonces todo cambió porque se estableció como tratamiento el protocolo indicado para estos casos, el aislamiento que ya tenía fue más severo y se elevó el combate por salvarle la vida, a partir del nuevo diagnóstico.
La pequeña niña avileña volvió a tener un episodio de convulsión focalizada a miembros inferiores, tos húmeda que fue disminuyendo. Tenía ventilación espontánea, el Rayos X de tórax indicó normalidad en sus pulmones, y el segundo TAC de cráneo deja ver que no hay edema cerebral, de ahí que se diagnostique una epilepsia secundaria.
El tratamiento intensivo fue aminorando la gravedad, el organismo de la pequeñita comenzó a responder favorablemente y ya va recuperándose bajo la constante vigilancia de un personal médico muy especializado en atención pediátrica.
El doctor Julio César Najara, director en función del Hospital Provincial Doctor Antonio Luaces Iraola, de Ciego de Ávila, reconoció el trabajo diario y, en especial con este caso, de todos los trabajadores del servicio de Terapia Intensiva de niños.
Se trata de un colectivo mayoritariamente femenino, abnegado, de alto nivel científico y un altruismo probado en los años que llevan devolviendo a la vida a niños amenazados por enfermedades de suma gravedad.
La lactante avileña Lianne Pérez Echevarría es para ellos la primera experiencia de enfrentamiento directo a un mortífero virus, que por su novedad, es aún casi desconocido para la comunidad científica internacional.
Pero ciencia y amor hicieron lo suyo para derrotar a la COVID-19, que esta vez no pudo ser más fuerte que la acción de los protagonistas anónimos de la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos de Ciego de Ávila.
Idania Pupo Freyre
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