Por IDANIA PUPO FREYRE
Fotos: ARCHIVO DEL ENTREVISTADO
Ese galeno lleva a Cuba por dentro. Su investidura está relacionada con la pequeña isla, a cual no hay un día que no recuerde, que no invoque lugares, hechos, amigos... y los conocimientos adquiridos aquí para convertirse en un profesional.
Una breve charla revela la singular historia.
— ¿Cómo llegó usted a alcanzar estos estudios en Cuba?
—Por aquella época el Gobierno cubano otorgaba becas al Partido Comunista Colombiano y yo tenía un tío afiliado; así, a través de él, se gestionó mi beca, cuenta Durán.
Me ubicaron la hermosa ciudad de Camagüey, allí empecé a estudiar en 1980 y me gradué en 1986.
— ¿Qué recuerdos tienes de sus profesores?
—Hay detalles que el tiempo ha hecho perder de la memoria, pero me acuerdo de la doctora Diana, profesora de Embriología, que a la vez era la encargada de los pocos extranjeros que estudiaban en la Facultad de Ciencias Médicas camagüeyana; el doctor Julio y su esposa, ambos impartían Anatomía, esos fueron en Ciencias Básicas.
En el área clínica invoco a una profesora que era muy exigente, Magaly Mata, pero ese rigor me ayudó mucho en mi aprendizaje; también me marcaron favorablemente el doctor Paisan (excelente médico y persona), Leyva y el ginecobstetra Puig.
— ¿En cuáles hospitales camagüeyanos hizo clases prácticas?
—Hice rotaciones en varios: el provincial clínico quirúrgico Manuel Ascunce Domenech, el Materno, el Pediátrico y en el Psiquiátrico.
—¿Tiene alguna anécdota o momento difícil que rememorar?
—Cuando realicé mi primer parto. Un día el doctor Puig se acercó al grupo de internos y preguntó quién no había hecho partos y yo levanté la mano, traté de explicarle que estaba analizando cómo era que se hacía, pero no me dio tiempo, me cogió del brazo y me llevó a hacer un parto, por supuesto, bajo su supervisión. Yo sudaba, me temblaban las manos, estaba impresionado por ser mi primera vez en este difícil trance y sentir al profesor detrás de mí, mirando cada uno de mis acciones.
Wilton nació el 3 de agosto de 1961 en Santa Marta, zona costera de Colombia. Es el menor de tres hermanos.
Mi padre es pensionado, laboraba como mesero en diferentes hoteles en Santa Marta que es una ciudad turística; mi mamá es secretaria de una empresa. Nuestro origen social es de clase media—baja.
—¿Cómo influyó en usted haber estudiado en la isla?
—Los estudios en Cuba influyeron en mi conducta, en ser muy humanitario en mi profesión, en estar siempre dispuesto ayudar al más necesitado. También a ver el mundo de una forma diferente a como lo veía antes, sobre todo con respecto a la dignidad, esa misma que han mantenido los cubanos ante las presiones de Estados Unidos.
Mi sentido humanista está en que a mi me pagan las instituciones con las que trabajo, yo a los pacientes no le cobro un solo peso y no tengo consultorio privado, pudiendo tenerlo.
— ¿Dónde trabaja actualmente?
—En un centro universitario privado, allí atiendo a los estudiantes y trabajadores de la Universidad Libre; esto es en el horario de la mañana y por la tarde hago consulta externa en el policlínico del hospital estatal Rafael Uribe Uribe, en Bogotá.
— ¿Cuál es su valoración sobre la medicina cubana?
—La valoro como muy buena, los conocimientos que adquirí fueron excelentes y no he tenido problemas en mi desempeño como profesional; la colaboración internacionalista de ustedes es maravillosa, llevando atención a los pueblos más pobres y más necesitados.
Estoy muy agradecido con Cuba y su gente por esa oportunidad que me dieron en la vida de ser médico y mejor ser humano, dice el galeno colombiano con sentimientos muy sinceros.
Quisiera saludar a todos mis profesores y compañeros de curso, en especial, en Morón, a dos familias que me ayudaron mucho en mi estancia en la isla: la Hernández—Cruz y la Alonso—González.
EL TESTIMONIO DE LEONEL
El doctor Leonel Hernández Cruz, Especialista en Cardiología, quien desde 1994 trabaja en el hospital Roberto Rodríguez, de Morón, fue compañero de carrera de Wilton, de ahí que su testimonio sea válido:
Por la Unión de Jóvenes Comunistas apadriné a dos colombianos, un panameño y un boliviano. Mi misión era ayudarlos en su desempeño del proceso pedagógico y la adaptación al medio.
Wilton siempre fue muy sencillo, fácil de hacer amistades, buen estudiante con notas altas y una persona tranquila, asegura Leonel.
En la residencia estudiantil se relacionaba bien con todos los compañeros, prestaba sus cosas y resultaba cordial.
—¿Tenía preferencia por alguna especialidad?
—A él le gustaban la Ginecología y Obstetricia y la Medicina Interna, pero en Colombia no pudo seguir estudios superiores por la carestía de estos.
—Wilton venía a Morón casi todos los fines de semana a pescar, jugar dominó, hacer deportes. Siempre decía que le gustaba el congrí que hacia mi mamá.
Estuvimos unos años sin saber de él hasta que través del chat de Radio Morón comenzó a buscarnos, preguntaba por personas que vivieran en la Ciudad del Gallo y un día apareció la esposa de un médico moronense, quien facilitó y el reencuentro; luego vino a Cuba como turista y nos visitó.
es brinda nuestro sistema social y el presos aquí para convertirse en un profesional.
Fotos: ARCHIVO DEL ENTREVISTADO
Con una impecable
bata blanca, porte serio y a la vez afable, aire doctoral... así se pasea día a
día un médico colombiano por las instalaciones del hospital Rafael Uribe Uribe,
de Bogotá.
Ese galeno lleva a Cuba por dentro. Su investidura está relacionada con la pequeña isla, a cual no hay un día que no recuerde, que no invoque lugares, hechos, amigos... y los conocimientos adquiridos aquí para convertirse en un profesional.
Y es que el doctor Wilton Durán Romero hizo estudios
de Medicina en Camagüey, como lo hacen ahora tantos y tantos jóvenes de varios
países, pero en su caso se graduó hace 20 años.
Una breve charla revela la singular historia.
— ¿Cómo llegó usted a alcanzar estos estudios en Cuba?
—Por aquella época el Gobierno cubano otorgaba becas al Partido Comunista Colombiano y yo tenía un tío afiliado; así, a través de él, se gestionó mi beca, cuenta Durán.
Me ubicaron la hermosa ciudad de Camagüey, allí empecé a estudiar en 1980 y me gradué en 1986.
— ¿Qué recuerdos tienes de sus profesores?
—Hay detalles que el tiempo ha hecho perder de la memoria, pero me acuerdo de la doctora Diana, profesora de Embriología, que a la vez era la encargada de los pocos extranjeros que estudiaban en la Facultad de Ciencias Médicas camagüeyana; el doctor Julio y su esposa, ambos impartían Anatomía, esos fueron en Ciencias Básicas.
En el área clínica invoco a una profesora que era muy exigente, Magaly Mata, pero ese rigor me ayudó mucho en mi aprendizaje; también me marcaron favorablemente el doctor Paisan (excelente médico y persona), Leyva y el ginecobstetra Puig.
— ¿En cuáles hospitales camagüeyanos hizo clases prácticas?
—Hice rotaciones en varios: el provincial clínico quirúrgico Manuel Ascunce Domenech, el Materno, el Pediátrico y en el Psiquiátrico.
—¿Tiene alguna anécdota o momento difícil que rememorar?
—Cuando realicé mi primer parto. Un día el doctor Puig se acercó al grupo de internos y preguntó quién no había hecho partos y yo levanté la mano, traté de explicarle que estaba analizando cómo era que se hacía, pero no me dio tiempo, me cogió del brazo y me llevó a hacer un parto, por supuesto, bajo su supervisión. Yo sudaba, me temblaban las manos, estaba impresionado por ser mi primera vez en este difícil trance y sentir al profesor detrás de mí, mirando cada uno de mis acciones.
Wilton nació el 3 de agosto de 1961 en Santa Marta, zona costera de Colombia. Es el menor de tres hermanos.
Mi padre es pensionado, laboraba como mesero en diferentes hoteles en Santa Marta que es una ciudad turística; mi mamá es secretaria de una empresa. Nuestro origen social es de clase media—baja.
—¿Cómo influyó en usted haber estudiado en la isla?
—Los estudios en Cuba influyeron en mi conducta, en ser muy humanitario en mi profesión, en estar siempre dispuesto ayudar al más necesitado. También a ver el mundo de una forma diferente a como lo veía antes, sobre todo con respecto a la dignidad, esa misma que han mantenido los cubanos ante las presiones de Estados Unidos.
Mi sentido humanista está en que a mi me pagan las instituciones con las que trabajo, yo a los pacientes no le cobro un solo peso y no tengo consultorio privado, pudiendo tenerlo.
— ¿Dónde trabaja actualmente?
—En un centro universitario privado, allí atiendo a los estudiantes y trabajadores de la Universidad Libre; esto es en el horario de la mañana y por la tarde hago consulta externa en el policlínico del hospital estatal Rafael Uribe Uribe, en Bogotá.
— ¿Cuál es su valoración sobre la medicina cubana?
—La valoro como muy buena, los conocimientos que adquirí fueron excelentes y no he tenido problemas en mi desempeño como profesional; la colaboración internacionalista de ustedes es maravillosa, llevando atención a los pueblos más pobres y más necesitados.
Estoy muy agradecido con Cuba y su gente por esa oportunidad que me dieron en la vida de ser médico y mejor ser humano, dice el galeno colombiano con sentimientos muy sinceros.
Quisiera saludar a todos mis profesores y compañeros de curso, en especial, en Morón, a dos familias que me ayudaron mucho en mi estancia en la isla: la Hernández—Cruz y la Alonso—González.
EL TESTIMONIO DE LEONEL
El doctor Leonel Hernández Cruz, Especialista en Cardiología, quien desde 1994 trabaja en el hospital Roberto Rodríguez, de Morón, fue compañero de carrera de Wilton, de ahí que su testimonio sea válido:
Por la Unión de Jóvenes Comunistas apadriné a dos colombianos, un panameño y un boliviano. Mi misión era ayudarlos en su desempeño del proceso pedagógico y la adaptación al medio.
Wilton siempre fue muy sencillo, fácil de hacer amistades, buen estudiante con notas altas y una persona tranquila, asegura Leonel.
En la residencia estudiantil se relacionaba bien con todos los compañeros, prestaba sus cosas y resultaba cordial.
—¿Tenía preferencia por alguna especialidad?
—A él le gustaban la Ginecología y Obstetricia y la Medicina Interna, pero en Colombia no pudo seguir estudios superiores por la carestía de estos.
—Wilton venía a Morón casi todos los fines de semana a pescar, jugar dominó, hacer deportes. Siempre decía que le gustaba el congrí que hacia mi mamá.
Estuvimos unos años sin saber de él hasta que través del chat de Radio Morón comenzó a buscarnos, preguntaba por personas que vivieran en la Ciudad del Gallo y un día apareció la esposa de un médico moronense, quien facilitó y el reencuentro; luego vino a Cuba como turista y nos visitó.
Así de sencilla y emotiva es la historia de un
colombiano que se hizo médico gracias a la Revolución Cubana, 20 años
atrás.
Hoy, las
facultades están colmadas de estudiantes latinoamericanos, africanos y hasta
estadounidenses por las oportunidades que les brinda nuestro sistema social y
el prestigio de la Medicina Cubana.es brinda nuestro sistema social y el presos aquí para convertirse en un profesional.
2 comentarios:
HOLA!!!
HACE UNA SEMANA ESTUVE EN CUBA.
ME HA GUSTADO MUCHO. CREO QUE ES UN PAIS CON MYUCHA CULTURA, TRADICIÓN E HISTORIA. ME HA SORPRENDISO LA CALIDEZ CUBANA Y LA AMABILIDAD CON LA QUE NOS TRATARON.
SE TAMBIEN QUE TODO EN CUBA NO ES MIEL SOBRE HOJUELAS PERO AL MENOS NO SE VEN NIÑOS SIN CASA O SIN ESCUELA. AQUI EN MEXICO, LA REALIDAD ES DISTINTA, SE HA PERDIDO NUESTRA IDENTIDAD NACIONAL Y DIA TRAS DIA NOS VEMOS BOMBARDEADOS POR LAS IDEAS YANKIES QUE NO DEJAN PENSAR A LA GENTE.
CUBA ES UN HERMOSO PAIS, CON GENTE HERMOSA Y UN EXCELENTE NIVEL ACADEMICO.
¡VIVA CUBA LIBRE!
Que agradable el de encontrar a mi co. Wilton, yo también tuve la oportunidad de estudiar en ese bello pais a quien quiero como mi segunda patria, ya que ahi consolide los valores con los que me habia criado, encontre grandes amigos gente muy solidaria, grandes valores humanos y grandes personas, no terminaria escribiendo sobre ese pais y su hermosa gente, que hasta el dia de hoy mantenemos una amistad indisoluble que ni el tiempo y menos la distancia han podido influenciar.
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