El Licenciado en Enfermería sabía que iba a la misión más difícil de entre tantas que trabajadores del sector médico de Cuba, han ido a cumplir en los cinco continentes. Pero su suprema vocación de servicio lo llevó esta vez hasta Sierra Leona para combatir el mortal virus del ébola, que amenaza a la humanidad.
Y no fue el ébola la enfermerdad que se segó su vida, si no un
Paludismo con complicaciones cerebrales la causante de su ausencia de
esa batalla diaria que tiene el personal médico cubano por preservar y
restablecer el único real tesoro que tiene el ser humano: SU SALUD.