Instituido
por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) el primero de octubre, en
memoria de Ema Godoy Lobato, escritora mexicana que dedicó su vida a trabajar
incansablemente a favor de ese segmento poblacional, se celebra el Día del Adulto
Mayor y en esta ocasión presentao la historia de un avileño,
nonagenario, de admirable vitalidad
Camina muy erguido,
con paso firme y rápido, lo cual le permite a Osvaldo Monzón Águila disimular
sus ya cumplidos 97 años de edad.
Y no sólo por eso.
También tiene una mente muy lúcida, un comportamiento tan correcto, que junto a
una notable actividad física, niegan su condición de casi centenario.
Ha vivido siempre en
la provincia de Ciego de Ávila, de padres y abuelos cubanos, gente de campo que
lo crió como hombre de bien y siempre útil a la sociedad y a su familia.
Nació en la localidad
de Gaspar, el 28 de febrero de 1921. En 1965 se muda para Morón, ya casado y
con cuatro hijos (dos hembras): allí trabajó mucho de carpintero, de jefe de
brigada de la construcción y otras labores.
“Yo dirigí a los
trabajadores que hicieron la ampliación del Hogar de Ancianos de Morón, entre
otras muchas obras, pero esa la recuerdo con especial orgullo”, cuenta el
nonagenario avileño.
Dígame de sus hábitos de vida.
“Lo principal es
siempre estar activo. De joven fumé un poco, pero pronto dejé ese dañino vicio
y ahora no permito que nadie fume dentro de mi casa. Tampoco he sido adepto a
las bebidas alcohólicas…, el ron no lo tomo nunca”.
¿Y la alimentación?
“Como casi de todo. Tengo
preferencia por la leche y el queso, los lácteos son muy buenos…me gustan los
frijoles. No como embutidos, son malos y a eso le echan cualquier cosa. Ah,
pero si siempre he consumido grasa animal, manteca y carne de cerdo que me
encantan, aunque ahora mi médico me la restringió”.
Dice que no le gusta
ver televisión, pero si escucha la radio: “Oigo mucho los programas de Radio Surco, tanto los noticieros como
los musicales y las transmisiones de los juegos de béisbol.
“No me pierdo el
programa Hablando Claro, de Radio Rebelde por los temas que tratan sobre los
problemas de la sociedad cubana, que hay que resolverlos para tener un mejor
país”.
A él le apasiona el
béisbol y admira los peloteros de Morón, a los cuales conoce personalmente.
¿Cuál es su equipo preferido?
“Los Tigres, claro,
que han ganado tres campeonatos y tienen varios moronenses entre sus
principales figuras”, dice con orgullo.
A Monzón la vida le
ha dado golpes. Perdió a su esposa hace año y también a uno de sus cuatro hijos
y a ese dolor se ha sobrepuesto por la
fuerza de su personalidad.
Enfermedades ha tenido
pocas, pero un día comenzó a sentir cansancio y malestar. Ya no era el mismo.
Un chequeo médico determinó un trastorno de la conducción eléctrica de su
corazón, un bloqueo de tercer grado.
“Con los años las
estructuras envejecen y sufren algún deterioro, ese que fue el caso de Osvaldo
y para corregir esa falla de su corazón requirió de la implantación de un
marcapaso”, dice el doctor Eduardo Pérez Román, cardiólogo del Hospital
Provincial Doctor Antonio Luaces Iraola de Ciego de Ávila, que atiende a
Monzón.
”Monzón tiene un estado
físico increíble, con mucha fuerza para vivir, no padece de ninguna otra
enfermedad crónica ni asociada con su edad”, dice el doctor Pérez Romo.
“Lo he visto leer documentos sin tener que usar
espejuelos. Es una persona alegre, optimista que no siente miedo cuando ha tenido ingresos hospitalarios en la
sala de Cardiología, ni cuando ha sido llevado al quirófano para la implantación
del marcapasos. No se deprime, se recupera
muy rápido y es admirable” agrega el galeno avileño.
Osvaldo
Monzón va camino a su centenario de vida con una vitalidad que asombra. Y no
sólo en lo físico que le hace caminar rápido, hacer muchas tareas del hogar,
los mandados habituales de la familia y los paseos en su bicicleta a los que no
quiere renunciar. También su mente es lúcida y enérgica.
Con este
joven anciano se pueden sostener conversaciones de varios temas. Habla bajo,
pausado, con educación y tiene una admirable agilidad mental para sacar cuentas
sin necesidad de papel y lápiz.
“Yo quiero
vivir mucho tiempo, pero con capacidad. No resisto el reposo ni depender de
otras personas para mis necesidades personales”, dice con firmeza.
Todavía es
el eje de la familia, quien aconseja, orienta y decide. Su autoridad se respeta
porque la respalda la sabiduría de los años vividos.
Monzón no
siente la carga de sus casi 100 años vividos, porque para él han sido el tránsito por un
tiempo en el cual creó una familia, un hogar y un ejemplo de vida.
A Monzón se le implantó un marcapaso para regular su frecuencia cardiaca |
Con su hija Odilia y su yerno Gustavo Castillo |
Osvaldo no necesita espejuelos para leer |
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