Su voz, grave,
potente, puede transmitir lo mismo el dolor por un amor perdido, que la
felicidad de un sentimiento ganado.
Así sucede
porque Sheila Mora no sólo tiene las cualidades vocales para ser una buena
cantante, sino, además, posee el temperamento necesario para sentir y
transferir todo tipo de emociones.
Dueña de las
noches bohemias de la capital avileña,
ya lleva 36 años dedicada a cantar en todo tipo de escenarios y con un
repertorio, amplio en géneros.
La música la
atrapó desde su niñez, por influencia familiar.
“Mi padre
trabajaba como químico industrial pero tocaba guitarra y gustaba de la trova
tradicional, preferencia que me inculcó. También mi hermano José Luis, ya
fallecido, era percusionista y llegó a trabajar con orquestas y grupos”, cuenta
Sheila rememorando sus inicios.
A los 8 años
comenzó a rasgar las cuerdas de una guitarra para acompañarse cuando cantaba.
Más tarde matrícula en la Escuela de Arte y en 1992 llega a graduarse en el
Instituto Superior de Arte (ISA), en la especialidad de canto.
“Desde mis
inicios tuve enseñanzas de músicos y avileños que me han valido mucho, como las
de los maestros Jesús Lacerda y César Alberti; las profesoras Haydee Hermida y
Rosita Sánchez y el cantante Balmor Martínez, entre otros”.
Sheila tiene
una larga lista de actuaciones en distintos escenarios, de ellos menciona
algunas:
“En 1985
participé en el programa de la Televisión Cuba Todo el Mundo Canta y obtuve un
premio. Me he presentado en múltiples festivales y he compartido escenarios con
cantantes de la talla de Elena Burke, Moraima Secada, Pablo Milanés, Rafael
Espín, los hermanos Feliú y los grupos Mayohacán y Manguaré, entre otros”, dice
con natural orgullo.
Para esta
artista avileña el momento cumbre de su carrera fue cuando el director Raúl de
la Rosa hizo un espectáculo especial en el teatro Principal para celebrar sus
20 años de carrera.
“Fue algo
maravilloso que marcó un antes y un después en mi vida. Tuve que cantar muchos
géneros y el mayor reto que me impuso fue interpretar el Popopó de Dolores
Santa Cruz, de la zarzuela Cecilia Valdés. Fue muy difícil por el vestuario que
lleva, la postura del personaje que hay que asumir para cantarla, pero lo logré
y a teatro lleno”, cuenta con emoción.
Sheila ha
trabajado en galas, conciertos, actos, televisión y cabarets. De este último
escenario ofrece su criterio:
“He actuado en
todos los cabarets de la provincia, incluyendo en los de los hoteles de Cayo
Coco y Cayo Guillermo, también me he presentado en casi todos los del país”.
“El trabajo en
cabarets es la escuela que forma a los cantantes porque nos da pista, nos
enseña a manejar un vestuario y un maquillaje de mayor fantasía, a tener una
relación más directa con un público muy variado, muy exigente”, cuenta Sheila.
Hace tiempo que
en la capital avileña no hay cabaret. Al respecto ella comenta:
“Es increíble
que en una ciudad como Ciego de Ávila no exista un centro nocturno con un buen
espectáculo. Se ha dejado perder un cabaret como Las Piñas, con todas las
condiciones, donde se dieron buenos shows y allí actuaron grandes artistas
cubanos, como en un tiempo anterior lo hicieron en el Bohemio”.
Sheila Mora en
la actualidad se presenta en el restaurante Don Pepe, donde anima las veladas
nocturnas. Tal vez es el único lugar de capital avileña, donde pueda verse un
artista en vivo.
La
interrelación que estable Sheila con el público es fabulosa. Entre canción y
canción hay diálogos, felicitaciones,
chistes. Ella es una animadora muy agradable, de ahí que tenga un
público que la sigue.
De mediana
estatura, delgada, sencilla y humilde, se le puede encontrar por cualquier
calle de su ciudad natal, la que nunca ha querido abandonar, a pesar de las
posibilidades que ha tenido.
Ella es quien
nos puede cantar un bolero, una canción de la trova tradicional o actual, un
corrido mexicano, un pop…todo, menos reguetón, género que tilda de facilista y
en su mayoría, sin mensaje ni poesía. Pero si de preferencias se trata, se
queda con la balada.
Tiene la virtud
de acomodar su potente voz a un tema romántico o ha una canción movida, que
prefiere siempre cantar en vivo porque el doblaje no va con su temperamento.
En cualquiera de sus estilos interpretativos,
Sheila hace que su auditorio sienta como propia, la emoción que siempre pone a
su canto, porque ella en cada melodía entrega su propia vida.
Texto y fotos
de Idania Pupo Freyre
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