Élida Núñez Alonso no arrastra sus 100 años de vida, sino que los enarbola con alegría, utilidad y ejemplo.
El pasado 14 de julio cumplió su centenario y lo celebró rodeada de familiares y amigos, con el propósito de vivir otra centuria y seguir contacdo anécdotas de una vida útil.
Fue enfermera, de las primeras graduadas que tuvo Ciego de Ávila y en esa profesión se mantuvo por seis décadas. Se especializó en la obstetricia, de ahí que recibiera y atendiera a cientos de niños avileños.
Trabajó en la antigua Clínica del doctor Olazabal, emblemática institución de salud de esta ciudad y que fuera la más famosa clínica privada de este territorio central de Cuba.
Cuando la Salud Pública pasó a ser un derecho gratuito, Elida ya acumulaba mucha experiencia en el manejo de los bebés y las embarazadas, de ahí que se desempeñara en el Hogar Materno y luego en el Salón de Parto del hoy Hospital Provincial Antonio Luaces Iraola, de Ciego de Ávila, donde se acogió a su jubilación.
Hace unos años me contó que muchas veces, para no faltar a su trabajo, debía llevar con ella a su hija más pequeña, Blanca Rosa, quien se sentía a gusto en aquel ambiente de pacientes, enfermeros y médicos.
"Muchas veces en mis turnos de noche y madrugada Blanquita dormía en una camilla mientras yo atendía a las mujeres en trabajo de parto y a los recién nacidos", me dijo en una larga conversación que sostuvimos hace un tiempo.
Tal vez por aquella inconciente influencia, hoy en día la más pequeñas de sus hijas en una de las más calificadas cirujanas pediátricas de Cuba, la doctora Blanca Rosa Rodríguez Núñez, Jefa de Servicio de Cirugia Pediatrica de Ciego de Avila, Profesora Auxiliar, especialista de Segundo Grado y toda una cátedra en su profesión. Ese es otro de los aportes de Elida a la medicina avileña.
La también enfermera Odalys Rodríguez fue compañera de labor de Elida y comentó: “ Sobre ella te puedo decir que es excelente ser humano, cuando trabajamos juntas ya sobrepasaba la edad de jubilación, fue en el 1988 más o menos, y nunca la escuché decir que estuviera cansada y aún trabaja en las noches".
Lúcida y de buen humor, la centenaria enfermera ha sustituido su cofia por una blanca cabellera que lleva siempre bien cortada y peinada porque no ha perdido ese especial cuidado de la presencia física que caracteriza a su profesión. Sólo las piernas se han vuelto algo débiles y se auxilia de un andador para caminar y evitar caídas.
Elida es una personalidad de esta ciudad por su utilidad a la comunidad durante unos 60 años de labor médica, por la familia que constituyó y por su longevidad tan bien llevada.
Por Idania Pupo Freyre
Fotos de Televisión Avileña y Archivo
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| Élida disfrutó de su centenario con una amena festividad. |
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| La doctora Blanca Rosa Rodríguez Núñez, cirujana pediátrica, la menor de los hijos de Élida |
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