No es noticia a esta hora que Víctor Mesa, el admirado y criticado villaclareño, director actual de Matanzas, asumirá las riendas del equipo Cuba en el ya cercano Premier 12, evento previsto para noviembre en China Taipei y Japón.
Escuché sus primeras declaraciones, las reacciones de los aficionados y los criterios de los llamados especialistas. Y, de todo, algo llamó poderosamente mi atención: se ha empezado a configurar la matriz de opinión de que solo pueden timonear hoy el equipo nacional el ex jardinero central o Roger Machado, quien fue el mentor en los Juegos Panamericanos.
Aunque con maneras diferentes, ambos tienen mérito. Ahora, si ellos dos y solo ellos dos pueden manejar hoy las riendas de la selección de las cuatro letras –como se afirmó ayer categóricamente en Radio Rebelde- nuestro béisbol está muchísimo más en crisis, kilométricamente más en crisis de lo que podemos suponer.
Enseguida pensé en otros como José Luis Rodríguez y Ermidelio Urrutia, pero especialmente en uno de probado historial: Carlos Martí Santos, el manager de los granmenses. Y pensé en él porque los argumentos que se emitieron desde los niveles superiores para defender la designación de Mesa son perfectamente aplicables al piloto de Granma, el director más experimentado de nuestras series nacionales.
Martí también tiene experiencia internacional aunque nunca, no sé por qué, quisieron darle un llamado Cuba grande; tuvo el privilegio de trabajar muchas veces al lado de Jorge Fuentes; varios de los actuales federativos cubanos del béisbol lo consideran una «cátedra» y es respetado dentro y fuera del terreno.
Para reafirmar a Víctor se ha dicho que sacó a Matanzas del lugar 15 y la llevó a los primeros escalones, algo inobjetable. Como también es incuestionable que el año anterior el veterano bayamés, con los mismos hombres de la Serie 53, sacó a Granma del fondo de la tabla de posiciones y la condujo a discutir una de las semifinales de la pelota nacional. Ahora, en la 55, nadie duda de que su equipo estará entre los primeros.
No ha ganado títulos en las series nacionales, verdad; tampoco Mesa. (Aunque Martí triunfó en una fortísima Selectiva, en 1981). Es para muchos, entre los que me incluyo, un mentor demasiado “tradicionalista”, mas nadie puede rebatir que es un conocedor del béisbol, un aglutinador, un hombre que respeta a atletas, federativos y árbitros.
La verdad salva, ha dicho alguien muchas veces. Entonces nos salvaríamos del yerro si dijéramos, con todas las letras, que ese estratega merece también dirigir la selección nacional.
¿Es incorrecta la elección del ex estelar jugador? Probablemente no. Tampoco hubiera sido una locura proponer a Machado. Pero a Carlos, ¿quién lo vetó? ¿Por qué no pensar en él? ¿Qué reproches se le pueden hacer?
Cuando escuché el debate que se generó con la designación del villaclareño-matancero y las opiniones divididas a favor de él o de Roger, enseguida me dije: ¡Cuántas amarguras debe estar viviendo Carlos Martí, a quien nadie menciona! Una mención, a veces, puede curar miles de heridas, formadas en más de 40 años de trabajo.
Por Osviel Castro Medel
2 comentarios:
Estoy muy de acuerdo con este comentario, debiera experimentarse por lo menos con otras figuras, que estoy seguro -como el caso de Carlos Martí- que van a realizar un buen trabajo. ¿Por qué casarnos con uno con otro?, Por qué no tenerlos en cuenta. Con esto no quiero demeritar ni a Victor ni a Roger, pero no son las únicos. Esto no solamente es aplicable en el béisbol, sino en otros muchos sectores.
Carlitos
Buen comentario, pero es que entiendo a la comisión, el problema es que es mejor un malo conocido, que un bueno por descubrir..ja ja ja..¿será eso?
José Ramón C.
Mayabeque
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