Quizás sin quererlo, Ronald Hernández Torres, se ha convertido en el
rostro y la voz de los cooperantes médicos cubanos que combaten el
ébola en la República de Liberia, África, y ello, que es un hecho, fue
lo primero que le dije antes de pedirle esta entrevista que, al final,
se convirtió en conversación de la buena.
Las palabras fueron
“dichas” a través del chat de Facebook, una red social que en medio de
amistades reencontradas y más de una frivolidad, acoge desde hace varias
semanas los comentarios y las fotos de este doctor que, si algún día se
decidiera, bien podría lidiar con el puesto de cualquier periodista.
Así fue que pasó…
Periodista: Saludos. Hola, espero poder coincidir con usted, hasta entonces cuídense mucho.
Ronald: Hola. Aquí estoy
P: Hola de nuevo, quería hacerle algunas preguntas, una especie de
entrevista porque, además de la labor que realiza que es, per se,
meritoria casi se ha convertido en el rostro de los cooperantes nuestros
contra el ébola en África. Por lo menos en Facebook, ya hay cubanos que
lo buscan para saber cómo van las cosas. Por cierto, soy periodista del
Venceremos, de Guantánamo y un blog en internet.
R: No creo que
sea el rostro de los cooperantes. Si te das cuenta, salen muchas más
fotos de ellos que mías, trato siempre de que sea así. Además, como casi
siempre las fotos las tomo yo, no salgo en ellas. Lo que sí me gusta es
mantener actualizados a todos sobre la realidad de Liberia.
Se
tergiversa mucho lo que aquí ocurre. Además lo más reconfortante es
cuando un familiar amigo o conocido de alguien aquí te da las gracias
por darle noticias de la persona por la cual se interesan.
P: Exacto, por eso quería entrevistarlo, es posible?
R: Ya lo estás haciendo.
P: Entonces, acá va la primera pregunta. Quién es Ronald, dónde nació, estudió, qué edad tiene, cuál es su trabajo en Cuba…
R: Un cubano común y corriente de 45 años. Médico especialista en
medicina general integral. Dos hijos, tres hermanos. Padres vivos
gracias a Dios. De Banes, en Holguín aunque trabajé siempre en Sagua de
Tánamo. Ahora vivo en Las Tunas. Trabajo en la dirección provincial de
salud, en el departamento de Atención Primaria.
Específicamente,
nací en Tacajo, el 4 de mayo de 1969. Estudios normales de todo cubano.
Me hice médico en la facultad de Holguin y me gradué en el 92.
Fui médico de familia en el plan turquino saguero por dos años. Luego
hice la especialidad en tres. De ahí para acá he dirigido a diferentes
niveles. Lo mismo en Cuba que en las dos misiones que hice, en Honduras y
Venezuela.
R: ¿También dirige en Liberia?
Aquí, solo como médico.
P: ¿Tiene algún postgrado en epidemiología, experiencia en otras situaciones epidémicas que requieran tanto cuidado?
R: Dirigí la Unidad municipal de Higiene de Sagua por tres años, y
luego fui subdirector por uno más. He hecho varios cursos de
enfermedades tropicales, emergencias médicas, gerencia empresarial.
En cuanto a la experiencia, he trabajado eventos de cólera, dengue, paludismo tuberculosis, pero como el Ébola nada.
P: ¿Cómo llegó a la brigada, cómo fue el proceso? Imagino que sepa que
alguna prensa malintencionada maneja el término de la obligatoriedad,
como si los hubieran obligado a irse a África…
R: Voluntariedad fue
lo primero. Aquí solo hay una parte de las personas que accedieron a
venir. Había más personas preparándose pero no eran muchas las
capacidades para venir y muchos se disgustaron por quedarse. Eso no es
obligado. Yo me brindé desde el primer momento. Mi director provincial
no me liberó para el primer grupo pero tuve suerte y salí en el segundo.
Yo, sencillamente, dije que si, llene mi expediente y salí para La
Habana con el resto de los tuneros, aestudiar durante un mes. Luego la
partida para acá. En la capital sí tuvimos muchas reuniones donde se nos
explicó todo.
P: ¿Hubo alguien, que a última hora, decidiera no ir?
R: Se hizo un chequeo médico minucioso. Exámenes de todo tipo, en el
Amejeiras, y quedaron algunos no aptos. Esos no pudieron venir. De mi
brigada no hubo bajas por otra cosa que no fuera por comisión médica.
P: Se dice que les aclararon que en caso de enfermarse no podrían
regresar en cinco años y que si morían allá sus restos no serían
repatriados, eso es cierto?
R: Hay una realidad, lo más
contagioso es el cadáver infectado con Ébola. Por eso hay tantos muertos
aquí. Primero, no vamos a morir aquí. Segundo, si me “tocara”, no
debería ser llevado a Cuba e infectarlos a ustedes. Yo pienso así.
P: Disculpe que le hable de la muerte. Sé que un médico siempre la
tiene cerca, pero esta vez la tienen un poco más arrimada. No siente
miedo?
R: No. Me he preparado a conciencia durante más de tres
meses. Además, cosas como la que me ocurrió ayer me recuerdan que soy un
profesional de la salud y tengo que cumplir con mi razón de ser, ayudar
a salvar vidas:
Ayer, en la sala de confirmados, había una niña
de unos diez años, desnutrida, y cuya familia murió de Ébola y te digo
toda. Daban deseos de llorar verla. Pero nuestro trabajo no es llorar,
sino salvarla. A eso vinimos aquí.
P: Es muy fuerte…
R: Vivirlo lo es mucho, pero mucho más.
P: ¿Es tan desgarradora la visión de un enfermo de Ébola?
R: Lo más duro que he visto y he visto cosas duras. Primero, da fiebre,
dolor de cabeza, dolores musculares, articulares, dolor abdominal,
diarreas, vómitos, deshidratación y sangramiento, a todos los niveles.
P: Nadie duda de la valentía de los cubanos, pero viendo las imágenes,
las cifras de fallecidos…, hay mucha gente en la Isla que los admira
pero al mismo tiempo creen que están bien locos por haberse ido, claro,
locos en el mejor sentido, pero locos.
R: Locos por hacer nuestro trabajo. Eso sí es locura, pensar que no lo haremos.
P: Creo que la gente lo dice porque si fueran ellos no harían lo que
ustedes hicieron. Al principio usted me decía que era una persona
normal, pero realmente cualquiera no se va a un país a salvar vidas a
riesgo de la suya. ¿Usted está claro de que, nada más por eso, es un
médico extraordinario?
R: Nada de extraordinario. Somos personas
comunes y corrientes, educados bajo los principios de humanismo,
altruismo e internacionalismo. Es lo que nos tocó. Y si hay que hacerlo
lo hacemos bien.
P: ¿Cómo lo asumió la familia?
R: Duro.
Al principio nadie entendió y aquello fue un lío. Mi hijo pequeño peor
que todos. Ya después lo fueron asimilando y más o menos están
tranquilos. Aunque el cumpleaños de mi mamá fue esta semana y no
pudieron ni hacerle un cake. Dice que hasta que yo no vaya no hay
fiesta.
P: Me imagino que cuando ese cake se haga va a ser para Record Guinnes…
R: Así mismo, en serio.
P: ¿Cada cuánto se comunica con su familia, cómo son esas conversaciones?
R: Por correo varias veces al día. Nos pasamos mensajes y los llamo. Por esa parte no hay problemas.
P: ¿Se sienten seguros?
R: Super seguros. Con magníficas condiciones de vida, alimentación y medios de protección.
P: ¿Cómo funciona su trabajo en Liberia?
R: Eso lo compartí ya en Facebook, así que lo vamos a tomar de allí,
para no abusar, pues escribo desde un celular y ya me duelen los dedos,
jejejej. Así dice:
A petición de varias personas les voy a
explicar algo del funcionamiento y de los procederes de bioseguridad,
indispensables para garantizar la salud del personal que allí labora.
Primero, los trajes son impermeables, como podrán ver cubren todo el
cuerpo, incluyendo la cabeza, con una capucha del mismo traje. Se usan
botas de goma, máscaras y espejuelos, con dos pares de guantes.
Entre paciente y paciente, hay que lavarse las manos con hipoclorito al
0.5 % y cambiarse los guantes, andamos siempre en dúos o tríos, y entre
nosotros nos encargamos de velar por la calidad del vestido, no puede
quedar ni una parte de tu piel descubierta.
La hospitalización se
divide en sospechosos, presuntivos y confirmados. Siempre se pasa
visita desde el primero al último, y nunca se vuelve atrás, es decir, el
flujograma es en una sola dirección.
No se usan artículos
personales dentro de ellas, ni siquiera lapiceros, se escribe en una
pizarra informativa o en algo así como un mural, las indicaciones del
tratamiento, los signos vitales, temperatura y pulso.
Lo más
importante es escoger la talla adecuada del traje, y el peligro más
grande es al quitárselo, porque puede estar contaminado con secreciones,
vómitos de los pacientes.
Aquí, en la salida, tenemos el apoyo
de nuestros epidemiólogos, el alma de la misión. Nos van guiando en cada
uno de los pasos, dando apoyo psicológico, muy importante pues después
de dos horas con el traje el deseo de quitárselo y tomar agua es muy
grande, pero uno no se puede desesperar.
Primero se nos rocía con
hipoclorito al 0.5%, a todo el cuerpo, luego nos vamos quitando
lentamente toda la protección, lavándonos las manos entre una y otra… En
fin, es un proceso largo y complejo, pero la calidad con que se hace
impide que puedan existir problemas.
Algo más, en el caso de
estar dentro del área roja y alguien sentirse mal, tener mucha sed o
deseos de ir a hacer una necesidad fisiológica, se interrumpe el trabajo
de inmediato y se sale custodiado por su compañero, y luego de
concluido todo este proceso, se nos suministran sales de rehidratación
oral y agua.
Existen condiciones para el descanso, se trabaja en
turnos de seis horas, pero no se está dentro del área roja más de dos
horas, espero que esto aclare parte de sus dudas.
P: ¿De un
celular? Mis disculpas. Dos preguntas y ya. ¿Cómo los recibió el pueblo
de Liberia?
¿Ha recibido muchas muestras de afecto en las redes
sociales? ¿Qué le dice la gente que se comunica con usted?
R:
Esas ya son dos, jajajaja. No nos imaginamos nunca que el pueblo nos
recibiera con tantocariño. Los que se relacionan con nosotros ya hablan
español y bastante. A cada rato agradecen nuestra presencia aquí. En fin
es como sentirse en una segunda casa.
P: Quien dice dos dice
tres. Yo sé que acaban de llegar, pero me imagino que ya sueñen con el
regreso a las cosas que aman. Cuando regrese a Cuba, porque segura estoy
que así será, ¿cómo quiere que sea?
R: Cuando llegue a Cuba, lo
primero que quiero hacer ver a mi familia. Después, una comida cubana
rica y a trabajar, que eso es lo mío.
P: No obstante, si algún
día deja la medicina bien puede dedicarse al periodismo. Escribe muy
bien, muy claramente… En fin, gracias por dedicarme tiempo de su
domingo.
R: Por nada, amiga, y gracias, pero mejor me quedo en lo mío. Un abrazo.
Por: Lilith Alfonso
https://eskinalilith.wordpress.com/author/lilithalfonso/
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