Como una novedad en la implantación de
células madre es considerada en Camagüey la aplicación de esta avanzada
tecnología a un adolescente de 14 años, a menos de setenta y dos
horas de sufrir un accidente que le provocó fractura luxación de la
columna vertebral, compresión medular severa y paraplejia, enfermedad
causante de que la porción inferior del cuerpo quede paralizada y sin
funcionalidad.
El infante, oriundo de Ciego de Ávila, nombrado
Héctor Iván González Herrera, por descuido cayó desde una altura
aproximada a los ocho metros, y según el Doctor Antonio Puente Álvarez,
ortopédico y especialista de Segundo Grado del hospital Amalia Simoni,
los traumatismos provocaron la pérdida de la fuerza de sus miembros
inferiores y en consecuencia optaron por la acción curativa con las
células madre.
El equipo que asumió la operación, realizada en
el pediátrico Eduardo Agramonte Piña, estuvo integrado por el Doctor
Puente, el neurocirujano José Montejo, jefe de este servicio en esa
unidad asistencial y quien dirige la cirugía de alto riesgo; el
hematólogo Félix Morfa; médicos residentes de Perú y Vietnam que cursan
estudios en neurocirugía, anestesiólogos, enfermeras e instrumentistas, e
incluye la presencia de angiólogos.
Las células madre,
consideradas en medios científicos como medicina regenerativa, se
encuentran en todos los organismos multicelulares, con la capacidad de
dividirse, diferenciarse en diversos tipos de células especializadas y
de autorenovarse.
Puente comentó que desde hace años en
Camagüey se incursiona en esta modalidad de células madre en otras
afecciones ortopédicas como seudoartrosis y en enfermedades
degenerativas.
A diferencia de técnicas quirúrgicas
tradicionales, la célula madre del infante fue obtenida de la cresta
ilíaca y colocada en la zona traumática.
La literatura médica
define la cresta ilíaca como el borde superior del ala del ilion,
extendido hasta el margen de la pelvis mayor, mientras el ilion es la
porción superior lisa del hueso ilíaco.
Ello transcurrió, no
sin antes eliminar lo destruido que comprimía el sistema nervioso,
mientras Puente añadió en otro momento de la entrevista que luego
estabilizaron la región con uno de los sistemas de fijación existente.
La recuperación neurológica no es inmediata, lleva de cuatro a seis
semanas, aunque el paciente recuperó la sensibilidad discretamente,
perdida después de la caída, cuestión favorable confirmada en el lecho
de enfermo de la sala de terapia intensiva, donde el adolescente
permanece recluido en compañía de su mamá Ivelice Herrera Dorta,
economista del Hotel Ciego de Ávila.
Ella agradeció la atención
prestada por todo el personal médico y paramédico y de otros servicios
de la institución, desde la llegada, en la madrugada del 16 de febrero,
al cuerpo de guardia procedente de la región avileña.
Enrique Atiénzar Rivero / Foto: Orlando Durán Hernández
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