El dolor de Guillermo Avilés

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jueves, febrero 13, 2020

EL AMOR ENTRÓ POR LA MEDICINA


 Noika y Rogelio no se enamoraron al son de un bolero o con la rima de una poesía, ni tampoco su amor entró por la cocina, como dice la leyenda; ellos comenzaron su romance entre estetoscopios y esfigmos, personas enfermas y clases de Medicina.

Se trata de una pareja de médicos de Ciego de Ávila, con vasta experiencia profesional y cientos de pacientes atendidos, en su ciudad y más allá de las fronteras de Cuba.

La doctora Noika Tatiana Morales Reguero, es especialista en Medicina General Integral, con 26 años de graduada y ha cumplido misiones en Venezuela (desde de 2003 hasta 2006), Timor Leste (2010—2012) y en el 2014 fue junto a su esposo a trabajar en el programa Más Médicos para Brasil, en la ciudad de Sao Paulo.

En la ciudad de Ciego de Ávila ha trabajado en los policlínicos Norte y Sur, de la ciudad capital, y en el del municipio de Venezuela.

Rogelio Mena Torres cumplió colaboraciones en Guatemala (de 1999 hasta 200, Venezuela (2003 —2006), Timor Leste (2010— 2012), y en su provincia ha laborado en el policlínico de Venezuela como director de área (del 2007 al 2010), y en el policlínico Centro en un consultorio Médico de la Familia, de donde salió para Brasil.

“Nosotros nos conocimos estudiando Medicina, nos fuimos conociendo y enamorándonos y ya vamos para 31 de casados”, dice el doctor Mena, quien relata una larga etapa de amor recíproco.

“Decidimos casarnos cuando terminaron el cuarto año de la carrera, un 13 agosto del 1989. El tener la misma profesión ha facilitado una mayor comprensión entre nosotros y una comunión de intereses. Casi siempre hemos estados juntos, sólo nos separamos cuando Rogelio fue a trabajar a Guatemala”, afirma Noika, quien apuesta porque la pareja profese los mismos intereses profesionales y sentimentales.

Este matrimonio de galenos avileños tiene un hijo, se llama Kennier Mena Morales, graduado de Licenciatura en Cultura Física en la Universidad de Ciego de Ávila; ahora labora en el hotel Meliá, Cayo Coco.

Ambos tienen sus características: Ella cuida mucho de su apariencia personal, gusta de vestir de forma sencilla y combinada.

“Con frecuencia cambio el color de mi cabello y el peinado, para mí la peluquería es un relajante de las tensiones cotidianas. También me atrae la música y bailar, aunque mi esposo no baila”, relata Noika.

El doctor confiesa que le gusta el deporte, en especial el béisbol y ver películas; él no tiene mucho tiempo libre, pues también el estudio de temas médicos en una constante en su profesión. Rogelio tuvo una experiencia adversa, una etapa difícil a la cual supo imponerse:

“Al mi regreso de Timor Leste fui operado de ambas rodillas por tres veces, por lo que permanecí sin ejercer la medicina casi un año y medio hasta estar totalmente recuperado”, dice el galeno avileño.

Los dos tienen muchas anécdotas interesantes de su largo peregrinar por otros países en funciones médicas. Rogelio, el más locuaz de la pareja, cuenta algunas:

“Cuando solo llevaba una semana en Guatemala, estando en la selva del Ixcan en horas de la madrugada, me fueron a buscar para asistir un parto y para mi sorpresa al llegar estaban haciéndolo en vertical, proceder que en Cuba no se realiza (este parto se hace con la mujer en cuchilla agarrada de una soga del techo de la casa y con un paño en el piso con ningún tipo de esterilización), y la sorpresa fue aún más grande cuando encontré que se trataba de un embarazo gemelar que no era conocido ni por la paciente; el trabajo de parto lo hice alumbrado con una linterna y sin ayuda de algún otro personal de salud que no fuera el llamado comadrón y para suerte logramos salvar las tres vidas”.

“Otra anécdota que puedo contar fue cuando ayude a mi esposa, en Timor Leste, quien fe llamada para atender a un niño que había llegado con fiebre y dificultad respiratoria y al llegar a la sala nos encontramos con otro lactante que llevaba convulsionando más de una hora y el enfermero (un nativo) de la sala se encontraba durmiendo. Fue un choque bastante duro para nosotros; en este hospital rural la falta de fluido eléctrico era constante pues era por un generador y sólo alimentaba un bombillo en la emergencia y otro en sala de parto, por suerte y después de tratarlo se sacó del estatus convulsivo y logramos salvar su vida. Después de salir de aquel trance sólo pensamos en nuestro país que, a pesar de sus dificultades, el Gobierno no escatima esfuerzo para llevar la salud a toda la geografía cubana”.

“En una ocasión la obstetra se encontraba de vacaciones en Cuba y a la guardia de mi esposa llegó una señora con un aborto séptico de 5 días de evolución y con un estado general comprometido por sepsis, la fetidez cubría casi toda la sala de partos y estábamos a 8 horas del hospital más importante en la capital Dili. Aquella mujer fue legrada por Noika utilizando una pinza de anillo y supo hacer una buena limpieza, de no ser así sabíamos que la mujer podía fallecer, entonces se cubrió con antibióticos de amplio espectro y a los dos días aquella mujer era otra, a la semana se fue de alta sin peligro para la vida”, recuerda el doctor Mena.

“En Brasil en nuestro caso, no trabajamos en lugares muy recónditos de esta geografía y allí vimos la necesidad de servicios de salud gratuita que tiene la población, ejemplo de ello es que cuando se hace una remisión a una especialidad, la mayoría de las veces la lista de espera para ser atendido está a más de seis meses y en otras a un año, en muchas ocasiones cuando llega el turno ya el paciente por desgracia falleció o si es una neoplasia no tiene solución posible”.

“Pensamos que en estas anécdotas contadas se resume la importancia nuestra labor por el mundo porque se salvaron vidas que de no ser por la presencia de médicos cubanos ahora formarían parte de la mortalidad de esos países”, concluye Rogelio.

Luego de cumplir varias misiones, la pareja de galenos lleva dos años y medio en Cuba, trabajando primero en en consultorios de médico de la familia, y luego pasaron a  sumir la dirección municipal del Sindicato de Trabajadores de la Salud.



Hoy, Día de San Valentín, este matrimonio de médicos avileños festejan su unión sentimental y profesional y tener esa familia y ese hogar que han sabido formar con sacrificio, empeño y mucho, pero mucho amor.




Por Idania Pupo Freyre

Fotos: Cortesía de los entrevistados


 


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