Noika y Rogelio no se enamoraron al son de un bolero o con la rima de una
poesía, ni tampoco su amor entró por la cocina, como dice la leyenda; ellos
comenzaron su romance entre estetoscopios y esfigmos, personas enfermas y
clases de Medicina.
Se trata de una pareja de médicos de Ciego de Ávila, con vasta
experiencia profesional y cientos de pacientes atendidos, en su ciudad y más
allá de las fronteras de Cuba.
La doctora Noika Tatiana Morales Reguero, es especialista en Medicina
General Integral, con 26 años de graduada y ha cumplido misiones en Venezuela
(desde de 2003 hasta 2006), Timor Leste (2010—2012) y en el 2014 fue junto a su
esposo a trabajar en el programa Más Médicos para Brasil, en la ciudad de Sao
Paulo.
En la ciudad de Ciego de Ávila ha trabajado en los policlínicos Norte y
Sur, de la ciudad capital, y en el del municipio de Venezuela.
Rogelio Mena Torres cumplió colaboraciones en Guatemala (de 1999 hasta
200, Venezuela (2003 —2006), Timor Leste (2010— 2012), y en su provincia ha
laborado en el policlínico de Venezuela como director de área (del 2007 al
2010), y en el policlínico Centro en un consultorio Médico de la Familia, de
donde salió para Brasil.
“Nosotros
nos conocimos estudiando Medicina, nos fuimos conociendo y enamorándonos y ya vamos
para 31 de casados”, dice el doctor Mena, quien relata una larga etapa de amor recíproco.
“Decidimos
casarnos cuando terminaron el cuarto año de la carrera, un 13 agosto del 1989.
El tener la misma profesión ha facilitado una mayor comprensión entre nosotros
y una comunión de intereses. Casi siempre hemos estados juntos, sólo nos
separamos cuando Rogelio fue a trabajar a Guatemala”, afirma
Noika, quien apuesta porque la pareja profese los mismos intereses
profesionales y sentimentales.
Este matrimonio de galenos avileños tiene un hijo, se llama Kennier Mena
Morales, graduado de Licenciatura en Cultura Física en la Universidad de Ciego
de Ávila; ahora labora en el hotel Meliá, Cayo Coco.
Ambos tienen sus características: Ella cuida mucho de su apariencia
personal, gusta de vestir de forma sencilla y combinada.
“Con
frecuencia cambio el color de mi cabello y el peinado, para mí la peluquería es
un relajante de las tensiones cotidianas. También me atrae la música y bailar,
aunque mi esposo no baila”, relata Noika.
El doctor confiesa que le gusta el deporte, en especial el béisbol y ver
películas; él no tiene mucho tiempo libre, pues también el estudio de temas
médicos en una constante en su profesión. Rogelio tuvo una experiencia adversa,
una etapa difícil a la cual supo imponerse:
“Al mi
regreso de Timor Leste fui operado de ambas rodillas por tres veces, por lo que
permanecí sin ejercer la medicina casi un año y medio hasta estar totalmente
recuperado”, dice el galeno avileño.
Los dos tienen muchas anécdotas interesantes de su largo peregrinar por
otros países en funciones médicas. Rogelio, el más locuaz de la pareja, cuenta
algunas:
“Cuando solo
llevaba una semana en Guatemala, estando en la selva del Ixcan en horas de la
madrugada, me fueron a buscar para asistir un parto y para mi sorpresa al
llegar estaban haciéndolo en vertical, proceder que en Cuba no se realiza (este
parto se hace con la mujer en cuchilla agarrada de una soga del techo de la
casa y con un paño en el piso con ningún tipo de esterilización), y la sorpresa
fue aún más grande cuando encontré que se trataba de un embarazo gemelar que no
era conocido ni por la paciente; el trabajo de parto lo hice alumbrado con una
linterna y sin ayuda de algún otro personal de salud que no fuera el llamado
comadrón y para suerte logramos salvar las tres vidas”.
“Otra
anécdota que puedo contar fue cuando ayude a mi esposa, en Timor Leste, quien
fe llamada para atender a un niño que había llegado con fiebre y dificultad
respiratoria y al llegar a la sala nos encontramos con otro lactante que
llevaba convulsionando más de una hora y el enfermero (un nativo) de la sala se
encontraba durmiendo. Fue un choque bastante duro para nosotros; en este
hospital rural la falta de fluido eléctrico era constante pues era por un
generador y sólo alimentaba un bombillo en la emergencia y otro en sala de
parto, por suerte y después de tratarlo se sacó del estatus convulsivo y
logramos salvar su vida. Después de salir de aquel trance sólo pensamos en
nuestro país que, a pesar de sus dificultades, el Gobierno no escatima esfuerzo
para llevar la salud a toda la geografía cubana”.
“En una
ocasión la obstetra se encontraba de vacaciones en Cuba y a la guardia de mi
esposa llegó una señora con un aborto séptico de 5 días de evolución y con un
estado general comprometido por sepsis, la fetidez cubría casi toda la sala de
partos y estábamos a 8 horas del hospital más importante en la capital Dili.
Aquella mujer fue legrada por Noika utilizando una pinza de anillo y supo hacer
una buena limpieza, de no ser así sabíamos que la mujer podía fallecer,
entonces se cubrió con antibióticos de amplio espectro y a los dos días aquella
mujer era otra, a la semana se fue de alta sin peligro para la vida”, recuerda
el doctor Mena.
“En Brasil
en nuestro caso, no trabajamos en lugares muy recónditos de esta geografía y
allí vimos la necesidad de servicios de salud gratuita que tiene la población,
ejemplo de ello es que cuando se hace una remisión a una especialidad, la
mayoría de las veces la lista de espera para ser atendido está a más de seis
meses y en otras a un año, en muchas ocasiones cuando llega el turno ya el
paciente por desgracia falleció o si es una neoplasia no tiene solución posible”.
“Pensamos
que en estas anécdotas contadas se resume la importancia nuestra labor por el
mundo porque se salvaron vidas que de no ser por la presencia de médicos
cubanos ahora formarían parte de la mortalidad de esos países”,
concluye Rogelio.
Luego de cumplir varias misiones, la pareja de galenos lleva dos años y medio en Cuba, trabajando primero en en consultorios de médico de la familia, y luego pasaron a sumir la dirección municipal del Sindicato de Trabajadores de la Salud.
Hoy, Día de San Valentín, este matrimonio de médicos avileños festejan su
unión sentimental y profesional y tener esa familia y ese hogar que han sabido
formar con sacrificio, empeño y mucho, pero mucho amor.
Por Idania Pupo Freyre
Fotos: Cortesía de los entrevistados
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