No sé quién tendrá más estrés en juegos finales que deciden un campeonato de béisbol, si los peloteros, los árbitros, los aficionados o los mentores.
Esos directores de equipos, tan importantes en sus funciones y que
rigen desde el trabajo técnico, el entramado táctico, la formación
integral de sus atletas y las relaciones públicas de su plantel.
Desde la pasada Serie observo al avileño Roger Machado, a quien conozco bien su desempeño como pelotero, desde las categorías escolares y lo he visto crecer como mentor.
Además de los éxitos conseguidos con sus Tigres, Roger se ha ganado la simpatía de los aficionados y la prensa, por su manera calmada y firme de conducirse, por su elegante conducta en el terreno y en las conferencias de prensa, por sus respuestas sinceras y explícitas ante cada cuestionamiento.
Hay otros directos cubanos con similares características y con ellos Roger Machado hace empatía ejemplar. Por ejemplo, en los play off de la pasada y actual Serie Nacional de Béisbol, se produjeron fraternales duelos entre avileños con Granma, Industriales e Isla de la Juventud y sus directores técnicos Carlos Martí, Javier Méndez y Jose Luis Rodríguez Pantoja.
Ahora la lucha a muerte es con Pinar del Río, dirigido por el debutante Jorge Ricardo Gallardo.
Carlos Martí, nuestro más longevo y experimentado DT, es hombre respetado y respetuoso, toda una cátedra de béisbol, que empatiza de maravillas con Machado. Javier Méndez, quien desde su etapa de pelotero ganó la simpatía de todos los cubanos por su disciplina y humildad.
José Luis Rodríguez Pantoja nos conquistó el corazón con sus sentidas
declaraciones al final de cada juego, con ese empeño por ganar y ganar,
que lo hermanó al avileño Roger.
Y del debutante Jorge Ricardo Gallardo se ha mostrado conocedor del béisbol y respetuoso.
Entre todos estos hombres existen lógicas rivalidades, porque la victoria de ellos es la alegría de sus seguidos y la demostración de supremacía deportiva, pero por sobre eso está la ética, la responsabilidad ante el público de ofrecer un espectáculo edificante, no una guerra romana.
Por eso estos juegos han transcurrido con rivalidad y respeto, con humildad y reconocimiento a la fuerza del contrario. Además, sus declaraciones a la prensa, su trato con los periodistas, es ejemplar.
Entre Roger, Martí, Gallardo, Pantoja y Javier existe un sentimiento mutuo de admiración y afecto porque, al fin, todos son hombres de béisbol.
Por eso, cuando los he visto conversar, abrazarse, reconocer públicamente la valía de su rival, pienso que bonito sería que todo nuestro béisbol fuera así y que siempre viéramos duelos entre caballeros.
Por Idania Pupo Freyre
Desde la pasada Serie observo al avileño Roger Machado, a quien conozco bien su desempeño como pelotero, desde las categorías escolares y lo he visto crecer como mentor.
Además de los éxitos conseguidos con sus Tigres, Roger se ha ganado la simpatía de los aficionados y la prensa, por su manera calmada y firme de conducirse, por su elegante conducta en el terreno y en las conferencias de prensa, por sus respuestas sinceras y explícitas ante cada cuestionamiento.
Hay otros directos cubanos con similares características y con ellos Roger Machado hace empatía ejemplar. Por ejemplo, en los play off de la pasada y actual Serie Nacional de Béisbol, se produjeron fraternales duelos entre avileños con Granma, Industriales e Isla de la Juventud y sus directores técnicos Carlos Martí, Javier Méndez y Jose Luis Rodríguez Pantoja.
Carlos Martí, nuestro más longevo y experimentado DT, es hombre respetado y respetuoso, toda una cátedra de béisbol, que empatiza de maravillas con Machado. Javier Méndez, quien desde su etapa de pelotero ganó la simpatía de todos los cubanos por su disciplina y humildad.
Y del debutante Jorge Ricardo Gallardo se ha mostrado conocedor del béisbol y respetuoso.
Entre todos estos hombres existen lógicas rivalidades, porque la victoria de ellos es la alegría de sus seguidos y la demostración de supremacía deportiva, pero por sobre eso está la ética, la responsabilidad ante el público de ofrecer un espectáculo edificante, no una guerra romana.
Por eso estos juegos han transcurrido con rivalidad y respeto, con humildad y reconocimiento a la fuerza del contrario. Además, sus declaraciones a la prensa, su trato con los periodistas, es ejemplar.
Entre Roger, Martí, Gallardo, Pantoja y Javier existe un sentimiento mutuo de admiración y afecto porque, al fin, todos son hombres de béisbol.
Por eso, cuando los he visto conversar, abrazarse, reconocer públicamente la valía de su rival, pienso que bonito sería que todo nuestro béisbol fuera así y que siempre viéramos duelos entre caballeros.
Por Idania Pupo Freyre
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