Por IDANIA PUPO FREYRE
Mientras el mundo se debate por aminorar los efectos de una inminente crisis económica de impredecible alcance, Cuba anuncia un crecimiento de su economía de un cuatro por ciento este año, a pesar del paso de dos huracanes que dejaron pérdidas superiores al 10 por ciento del Producto Interior Bruto.
Son muchos los sectores sociales beneficiados con ello, pero el más sensible e importante es el de salud porque tiene que ver con la vida y la calidad de vida de los ciudadanos.
Así se incrementó en casi cuatro mil millones de pesos el presupuesto estatal cubano para el sector de
En extremo difícil resulta a los gobiernos, incluso de países desarrollados, mantener estos índices, pero la salud en Cuba es un derecho y un sector priorizado en la política del estado, responsable de los servicios que ofrecen de manera gratuita a todos los ciudadanos.
La pequeña isla del Caribe tiene una esperanza de vida al nacer de 77 años y un índice de mortalidad infantil de 5,3 por cada mil nacidos vivos, cifra solo alcanzada por naciones del primer mundo.
Despliega un programa de vacunación ante 13 enfermedades, y la formación de capital humano en el área ha permitido alcanzar el índice de 158 habitantes por médico. Además se ofrece una amplia colaboración médica a países de cuatro continentes.
Hay en el país una amplia red de asistencia hospitalaria, la atención primaria en policlínicos, que cuentan con hasta 32 servicios, y consultorios, clínicas estomatológicas y hogares maternos.
Como parte de todo este desarrollo, Cuba ha formado una Industria Farmacéutica, cuya producción de medicamentos ahorró al país más de mil millones de dólares en la última década, por concepto de sustitución de importaciones.
Gracias al desarrollo científico alcanzado, se producen vacunas contra la hepatitis, Haemophilus influenzae y la meningitis; el anticuerpo monoclonal R3 destinado al tratamiento del cáncer; el PPG, los interferones, el factor de crecimiento epidérmico y
Son 541 registros de medicamentos nacionales los destinados a la población y que se distribuyen de manera gratuita en los hospitales y expendidos a precios módicos en la red de farmacias del país.
Y como contraste que evidencia la valía del sistema de gobierno cubano, otros países han reducido año tras año sus presupuestos de servicios gratuitos de salud.
Por ejemplo, el presidente saliente de los Estados Unidos anunció en febrero que reduciría en 196 mil millones de dólares a lo largo de cinco años los gastos de Medicare y de Medicaid, programas que ofrecen atención de la salud a millones de pobres y ancianos.
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