Diana, Alejandro, Fernando y Diana Lucy |
Hay una casa
como tantas otras de su barriada, con su puerta, sus ventanas, su portal y su
iluminación, pero lo que la distingue del resto en su mundo interior.
Allí hasta las
paredes están impregnadas de humanismo porque sienten con mucha frecuencia
actos de ayuda, de solidaridad…, de vida.
Es que esa casa
la habita una familia en la cual cada uno de sus cuatro miembros dedica el
mayor tiempo de sus días, a la profesión más importante que existe: la Medicina.
Mamá y papá ya
son médicos especialistas y sus dos hijos estudian la noble carrera, para
seguir los pasos de quienes les ofrecen el ejemplo.
En el reparto
Vista Hermosa, de Ciego de Ávila, vive esta familia y son muchas las personas
que acuden allí en busca de la cura de una enfermedad, el alivio a un dolor o
una simple orientación para resolver un problema de salud.
Se trata de los
doctores Diana Alpizar Becil, pediatra; Fernando Fernández Romo, neonatólogo, y
sus hijos Alejandro y Diana Lucy, ambos estudiantes de Medicina.
A Diana y
Fernando los flechó Cupido mientras aprendían a curar enfermos y desde entonces
fue un amor de tres: entre los dos y de ellos por la profesión médica.
Pasaron del noviazgo al
matrimonio entre estetoscopios y esfigmos, y en el año 1992 materializan la
unión legal de pareja.
Ya graduados comienzan a
cursas su especialidad médica: la Pediatría, aunque Fernando luego optó por la
Neonatología, que se ocupa de atender niños hasta 28 días de nacidos.
Ambos pasaron su servicio
social en el poblado de Velazco, municipio de Primero de Enero. Fernando
también trabajó una temporada en la ciudad de Morón; después regresaron a
laborar a Ciego de Ávila, donde nacieron sus hijos igual.
En 1992 llegó el primero de
los herederos de la vocación médica: Alejandro, quien cuando terminó sus
estudios en el Pre de Ciencias Exactas, con primer expediente, pensó estudiar
las licenciaturas en Biología o Relaciones Internacionales, pero al fin terminó
matriculando Medicina.
Diana Lucy, quien nació en
el año 2 000, lo tenía más claro; ella seguiría la tradición familiar y comenzó
este curso en la Facultad de Ciencias Médicas.
Es que ambos, desde que
nacieron han visto y oído todos los días de sus vidas, las obligaciones y los
actos espontáneos de sus padres para atender niños enfermos.
El doctor Fernando cumplió
una misión itinerante en Venezuela y su esposa Diana siempre ha estado en la
retaguardia de la familia, pero con igual mérito, pues hace 26 años trabaja en
el Policlínico Centro y va en su bicicleta al trabajo de terreno, a visitar
pacientes en sus casas o en los Consultorios del Médico de la Familia en áreas
que van desde el Aeropuerto Agrícola al conocido Camino de Jiquí, en la
periferia de la ciudad, a pesar de estar operada de su columna vertebral y más reciente,
de las dos rodillas.
En el hogar de estos
avileños entregados a la medicina, los días son agotadores, pues Diana Lucy y
Alejandro regresan de sus actividades docentes y en la casa continúan
estudiando, repasando conceptos, investigando temas y aprendiendo cómo
restablecer la salud a las personas.
El padre dirige el Servicio
de Neonatología del Hospital Provincial Doctor Antonio Luaces Iraola, de Ciego
de Ávila, con la responsabilidad de, junto a su colectivo, salvar a recién
nacidos que sufren patologías extremas. Esta labor es decisiva para tener
buenos indicadores en el Programa de Mortalidad Infantil.
La doctora Diana atiende en
su consulta más de 20 pequeños pacientes por día, y en su hogar es reclamada
por vecinos, amigos y conocidos para que valore las enfermedades de muchos
pequeños.
Por eso esta Casa de los
Médicos es un santuario donde la profesión médica se venera de la mejor manera:
ampliando conocimientos para tener mayor capacidad profesional y atendiendo a
niños enfermos.
Allí, en la sala del hogar
de la familia Fernández Alpizar siempre están los útiles necesarios para
auscultar los órganos de un niño y determinar su padecimiento. También el
recetario está a mano con el objetivo de indicar el medicamento y el tratamiento que cure el mal.
No podía ser de otra
manera, Diana Lucy y Alejandro tendrían que seguir el camino de sus padres como
servidores públicos en la más hermosa y humana de las profesiones: la medicina.
Por Idania Pupo Freyre
Alejandro en una de sus guardias |
La doctora Diana y su hijo Alejandro |
Diana Lucy y su papá, el doctor Fernardo |
En la sala de Neonatología se desempeña el doctor Fernando |
Diana Lucy con su uniforme de estudiante de Medicina |
Amor de pareja y por la Medicina caracterizan a Diana y Fernando |
Alejandro participa en eventos de investigación |
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