Noika y Rogelio no se enamoraron al son de un bolero o con la rima de una poesía, ni tampoco su amor entró por la cocina, como dice la leyenda; ellos comenzaron su romance entre estetoscopios y esfigmos, personas enfermas y clases de Medicina.
Se trata de una pareja de médicos de Ciego de Ávila, con basta experiencia profesional y cientos de enfermos atendidos, en su ciudad y más allá de las fronteras de Cuba.