Cada mañana, con exactitud de reloj, a las 9:20 am, dos jóvenes de bata blanca, caminan mi calle, casa por casa, en un recorrido que abarca un área de la zona sur de la ciudad de Ciego de Ávila.
Ellos son estudiantes
del tercer año en la Facultad de Ciencias Médicas Doctor José Assef Yara, de la
capital avileña y ahora se dedican a la labor de pesquisa por la presencia del
virus de la COVID-19 en Cuba.
Rafael Fajardo Pérez, el de mayor estatura, y Eduardo Miguel Cárdenas Jardí, ya son habituales y esperados porque se han ganado la simpatía entre los vecinos, pues se muestran muy educados, respetuosos y preocupados por la salud de cada persona.
Son quienes desde
hace algo más de dos meses buscan avileños con síntomas respiratorios y cuando
encuentran alguno, lo informan de inmediato al consultorio número 17 del Médico
de la Familia para que su galena vaya a la vivienda y lo examine.
De esos casos los
jóvenes estudiantes de Medicina dicen haber encontrado varios y, por suerte,
ninguno ha sido positivo a la COVID-19; el haber descartado esa posibilidad es
un éxito en la batalla que libra el país
contra el dañino virus.
Para Eduardo y
Rafael, esta etapa de su formación como médicos, les ha permitido conocer mucho
de las afecciones respiratorias con el adiestramiento que cada día reciben de
los profesionales que los guían, para poder diferenciar las características
entre la COVID-19 y otras enfermedades.
Aunque ambos, en
cursos anteriores habían hecho pesquisas por el dengue, aseguran que ahora la
población se muestra más interesada en sus visitas y en las orientaciones que
les dejan para evitar el contagio con el virus que hoy amenaza a la humanidad.
Desafiando el sol, el
calor, el cansancio, Rafael y Eduardo continúan su labor, con la satisfacción
de saberse piezas necesarias en el complejo engranaje que hace del
enfrentamiento a la COVID-19 en Cuba, un bastión de protección para minimizar
sus daños.
Texto y fotos: Idania Pupo Freyre
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