Un hombre extraordinariamente creativo y sensible escribió este magnífico texto que reproduzco en mi blogs por su repercusión, ingeniosidad, sentimiento y originalidad. Gracias al Licenciado Sergio Rivero Carrasco por la magnífica lección de periodismo salido del corazón.
autoCHEtrato
Por Sergio Rivero Carrasco
Hay episodios en la vida que lo marcan a uno de alguna manera. Solo quiero compartir con ustedes una historia particular que un ocho de octubre hace dos años dejó de serlo, para pertenecer a muchas personas.
El primero de noviembre de 1981 nació mi hijo más pequeño y desde que comenzó a conocer la fisionomía de las personas siempre estuvo muy identificado con la imagen del Che. Más tarde la escuela, la organización de pioneros, la influencia nuestra y su instinto propio lo hizo transitar por una parte de sus documentos, conocer su biografía, compartir su ética como parte de sí mismo y sobre todo aquella obsesión de querer ser como él.
Una vez, cuando apenas estaba en quinto grado, con mucha decisión me dijo: –Papi, voy a convertirme en militar para poder ser guerrillero como el Che. Ese razonamiento a esa edad me llenó de orgullo y todo cuánto hacía tenía una finalidad.
Todavía guardo muchos de los documentos que le fueron entregados del Primer Congreso de la Organización de Pioneros José Martí cuando ganó el Concurso Nacional Amigos de las FAR y tuvo la posibilidad de leer su mensaje en el acto celebrado en la escuela Interarmas José Maceo Grajales de Santiago de Cuba.
Fueron años hermosos que todavía hierven como en aquellos tiempos. Ese pequeño creció, estudió en la Academia de Artes Plásticas Wifredo Lam y se ha desarrollado en el Arte Digital. Hasta aquí era todo muy personal y un poco familiar, pero…
En el aniversario 40 de la muerte del Che, el proyecto Dignidad del periódico Victoria, lanzó una convocatoria para que todos los niños, jóvenes, adultos, artistas, profesionales en general, en fin, todo el pinero que sintiera al Ché como suyo plasmara su imagen en un papel u otro material que tuviera y la hiciera llegar hasta el periódico Victoria, para conformar una exposición que sería inaugurada el 8 de octubre de 2007 al cumplirse el aniversario. Los tres mejores trabajos, a criterio de un jurado serían premiados.
Por problemas de trabajo no pude estar ese día en el periódico y cuánta emoción sentí cuando al comunicarme con los compañeros de la editora me dicen que el premio del Salón había sido una obra titulada autoCHEtrato y que el autor era mi hijo…
La vida es así, no pudo ser guerrillero como él, pero la vida le dio un parecido extraordinario precisamente en la época del Che guerrillero. Esa es la foto que ahora nos acompaña.
Hoy entrego esta experiencia como digno homenaje al hombre excepcional, que logró con su vida y acción revolucionaria convertirse en paradigma de millones de jóvenes en el mundo, como me sucedió a mi y a mi pequeño, desde que comenzó a vivir
El primero de noviembre de 1981 nació mi hijo más pequeño y desde que comenzó a conocer la fisionomía de las personas siempre estuvo muy identificado con la imagen del Che. Más tarde la escuela, la organización de pioneros, la influencia nuestra y su instinto propio lo hizo transitar por una parte de sus documentos, conocer su biografía, compartir su ética como parte de sí mismo y sobre todo aquella obsesión de querer ser como él.
Una vez, cuando apenas estaba en quinto grado, con mucha decisión me dijo: –Papi, voy a convertirme en militar para poder ser guerrillero como el Che. Ese razonamiento a esa edad me llenó de orgullo y todo cuánto hacía tenía una finalidad.
Todavía guardo muchos de los documentos que le fueron entregados del Primer Congreso de la Organización de Pioneros José Martí cuando ganó el Concurso Nacional Amigos de las FAR y tuvo la posibilidad de leer su mensaje en el acto celebrado en la escuela Interarmas José Maceo Grajales de Santiago de Cuba.
Fueron años hermosos que todavía hierven como en aquellos tiempos. Ese pequeño creció, estudió en la Academia de Artes Plásticas Wifredo Lam y se ha desarrollado en el Arte Digital. Hasta aquí era todo muy personal y un poco familiar, pero…
En el aniversario 40 de la muerte del Che, el proyecto Dignidad del periódico Victoria, lanzó una convocatoria para que todos los niños, jóvenes, adultos, artistas, profesionales en general, en fin, todo el pinero que sintiera al Ché como suyo plasmara su imagen en un papel u otro material que tuviera y la hiciera llegar hasta el periódico Victoria, para conformar una exposición que sería inaugurada el 8 de octubre de 2007 al cumplirse el aniversario. Los tres mejores trabajos, a criterio de un jurado serían premiados.
Por problemas de trabajo no pude estar ese día en el periódico y cuánta emoción sentí cuando al comunicarme con los compañeros de la editora me dicen que el premio del Salón había sido una obra titulada autoCHEtrato y que el autor era mi hijo…
La vida es así, no pudo ser guerrillero como él, pero la vida le dio un parecido extraordinario precisamente en la época del Che guerrillero. Esa es la foto que ahora nos acompaña.
Hoy entrego esta experiencia como digno homenaje al hombre excepcional, que logró con su vida y acción revolucionaria convertirse en paradigma de millones de jóvenes en el mundo, como me sucedió a mi y a mi pequeño, desde que comenzó a vivir
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