En casa festejamos el 94 cumpleaños de mi tía y quien más disfrutó fue la propia homenajeada.
Se llama Asunción Freyre y nació el 14 de enero de 1914, en Ciego de Ávila, Cuba, hija de padre y madre gallegos.
En su niñez tomó un barco de pasajeros y regresó a sus raíces: la gélida región de Ribadeo, Lugo, Galicia, pero tras una larga temporada la familia volvió a tomar un buque y abandonó España para regresar a su cálida isla caribeña. Aquí está transcurriendo su apacible vida.
Amante de las Matemáticas y la lectura, el tejido, el bordado…, excelente para las manualidades porque es una perfeccionista por excelencia y cocinera—repostera de alto vuelo, siempre recibe como respuesta un “Hummmmmmmmm, qué rico!!!”, a quienes da a probar sus exquisiteces culinarias.
También es fanática del deporte, en especial del béisbol y por estos días disfruta de cada partido del campeonato cubano, transmitido por la televisión .
Tal vez sea la única mujer que en Cuba dirigió un equipo de béisbol de niños, llamado Las Estrellas de Mir, a quienes ella les confeccionó los uniformes, allá por la década del 30.
Sin embargo, en los últimos años encontró en la computación su pasatiempo favorito y debe ser la persona de mayor edad en el país que se sienta todos los días ante un ordenador y mueve con destreza el Mouse para jugar cartas (solitario), ver fotos o leer artículos de prensa por Internet.
A pesar de haber sufrido fracturas en sus dos caderas y tener un implante de prótesis total de cabeza de fémur en una de ellas, camina auxiliada de un andador y es autónoma en sus movimientos y necesidades personales.
Lúcida y con buena visión, es animosa y perseverante. Nada, que Asunción, “la Tía”, es representativo de la actual generación de cubanos, pues el país tiene una expectativa de vida que sobrepasa los 75 años, dado el sistema de salud y seguridad social que existe aquí.
Tan bien pasó la Tía su cumpleaños que ya desea llegar a los 95 para festejar junto a sus seres queridos más cercanos, el acontecimiento de vivir y vivir; en tanto sigue queriéndole hacer trampas a los naipes digitales.
Por Idania Pupo Freyre
Fotos: Martha Hernández Pino