BEIRUT—Por cuarto día consecutivo Israel bombardeó la capital libanesa y otros poblados de ese pequeño país, ante la mirada impávida de un Consejo de Seguridad que no condena el crimen, porque Estados Unidos veta cualquier resolución que ose rozar a su principal socio en el Medio Oriente.
Unas 90 000 personas desplazadas por la escalada bélica en el Líbano ya han cruzado la frontera con Siria desde el inicio de la agresión, mientras los países de la Unión Europea, con Italia y Alemania a la cabeza, comenzaron a evacuar a sus ciudadanos, señaló la agencia ANSA.
Francia ha enviado naves militares para ese propósito y Washington y Moscú tienen planes de contingencia si se produce «el peor de los escenarios», como graficó un portavoz de la embajada rusa.
Entretanto, las calles de Beirut permanecían casi desiertas y la gran mayoría de los comercios habían cerrado sus puertas este sábado, uno de los días en que habitualmente son más intensos los negocios, reportaba EFE, que aseguraba además que los pocos clientes iban en busca de botellas de agua y conservas, que empiezan a escasear.
Una joven interrogada por esa agencia sobre si no teme que los inocentes paguen el precio de la contienda, dijo que «los inocentes llevan muchos años pagando las barbaridades de Israel. Las familias de los presos en cárceles israelíes llevan sufriendo más de 20 años y nadie se preocupa. Solo temo por la vida de los niños».
Solo este sábado, asegura Reuters, han muerto 34 civiles y 15 de ellos eran niños, mientras Israel sigue bombardeando los caminos, puentes, puertos y aeropuertos, además de zonas pobladas e instalaciones de Hizbolá, la milicia chiita que se ha enfrentado a la agresión lanzando más de 700 cohetes Katiuska contra blancos israelíes.
Israel incluso ametralla a quienes huyen de sus intenciones de exterminio. Testigos afirman que dos familias que abandonaban la villa de Marwaheen fueron aniquiladas por las bombas, muriendo 20 de sus integrantes, mientras otros raids en el norte, el este y el sur libanés dejaron sin vida a otras 14 personas y decenas de heridos.
También la aviación de Tel Aviv lanzó sus rockets cerca del paso limítrofe entre Líbano y Siria, en un intento por extender el escenario bélico.
Entretanto, en San Petersburgo, donde asiste a la reunión del poderoso Grupo de los 8, el mandatario estadounidense George W. Bush, dio total respaldo a las criminales acciones sionistas cuando dijo que «la mejor forma de detener la violencia está en que Hizbolá deponga las armas y deje de atacar. Y en ese sentido llamó a Siria a que ejerza influencia sobre Hizbolá».
Por su parte, el primer ministro del Líbano, Fouad Siniora demandó un «completo e inmediato alto el fuego bajo supervisión de Naciones Unidas» y denunció el «castigo colectivo inmoral» que ha convertido a su país en «zona de desastre», reportó DPA.
La campaña israelí contra Líbano coincide con la ofensiva lanzada desde el pasado 28 de junio en la Franja de Gaza —que ha costado ya la vida a 85 palestinos—, en represalia desproporcionada por la captura de uno de sus soldados por grupos de la resistencia. Este sábado sus naves aéreas atacaron el Ministerio de Economía palestino y la casa de un militante de Hamas que murió, mientras otras ocho personas resultaban heridas.
El primer ministro israelí, Ehud Olmert, ha dicho que la ofensiva continuará hasta que Hizbolá libere a dos soldados, que también fueron secuestrados por esa milicia, y deje de lanzar sus cohetes contra Israel.
Sin embargo, los 18 ministros del Exterior de la Liga Árabe, reunidos en El Cairo, no pudieron ponerse de acuerdo en una posición común sobre las acciones militares de Israel, porque Egipto, Arabia Saudita y Jordania consideraron un «acto irresponsable» la captura de los soldados israelíes, mientras que Líbano, Siria, Yemen, Argelia, Sudán y Marruecos consideran que Hizbolá solo actuó en concordancia con las resoluciones internacionales en un esfuerzo por presionar a Israel para que vuelva a la mesa de negociaciones, dijo DPA.
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