El dolor de Guillermo Avilés
martes, noviembre 29, 2016
Impronta de Fidel perdurará en Ciego de Ávila
Aquella fría mañana de enero mis padres no quisieron llevarme a ver el paso de la Caravana de la Libertad porque era demasiado pequeña, pero me trajeron de regalo los casquillos de unas balas que algún rebelde depositó en sus manos, como símbolo del triunfo revolucionario.
Esta vez nadie me impedirá acudir a presenciar el retorno de la caravana que lleva al máximo Líder le la Revolución hacia su última morada. Sé que no habrá vítores ni la algarabía de entonces, pero si la misma multitud volverá a congregarse en la intercepción de la Carretera Central y la calle Maceo, en Ciego de Ávila, donde aquella vez se detuvo y Fidel pudo intercambiar con el pueblo.
Fue la primera vez. Después regresaría en más de 30 ocasiones al territorio avileño en misiones diversas como inaugurar el poblado de Sanguily, primero de su tipo construido por la Revolución, para dirigir la búsqueda de Camilo Cienfuegos, desde la isla de Turiguanó, celebrar el Día de la Rebeldía Nacional o el Día del Campesino e inaugurar obras de beneficio social.
Fueron varias las veces que compartió con el contingente El Vaquerito, constructor del pedraplén a cayo Coco, idea suya que fructificó en un floreciente destino turístico que hoy ya supera las siete mil habitaciones.
Con sano orgullo asistió a la inauguración de los hoteles Colonial y El Senador, iniciadores de la explotación turística de la cayería norte de Cuba y símbolos de una nueva era para alcanzar un turismo sostenible sin daño a los recursos naturales.
Aquel 12 de noviembre de 1993 al inaugurar el primer hotel , el Comandante en Jefe Fidel Castro, expresó: “Nosotros hemos encontrado la tierra prometida, y esta preciosa instalación es un premio a ese esfuerzo”.
Sus palabras, cual profecía, marcaron el rumbo para el desarrollo sostenido del destino turístico , convertido, a partir de entonces en uno de los más atractivos y dinámicos en el área del Caribe.
Los avileños también fueron testigos de su calidad humana al visitar años más tarde en los hospitales de Ciego de Ávila y Morón a los heridos en un accidente ferroviario. Conversó con pacientes y familiares y se interesó por la atención recibida y posible evolución de cada uno de ellos.
Así es el Comandante en Jefe y así lo recuerdan los avileños, en presente, como una fuente viva de inspiración y compromiso.
En el discurso pronunciado en la plaza de la Revolución en Ciego de Avila el 26 de julio de 2002, sus palabras, más que un augurio, fueron una convicción que los avileños sabrán mantener a cualquier costo.“Lo que hoy somos lo hemos sabido defender con honor y con un espíritu de humanidad y justicia que, como fuego eterno, es ya inapagable”.
Por Magaly Zamora Morejón (ACN)
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