No se trata de una estadística médica. No, es devolver la felicidad a una familia y eso es algo supremo.
Sólo quienes pasan por el trance de ver a un hijo, un nieto, un sobrino...un niño o niña, al borde de la muerte, pueden valorar la obra del Estado Cubano en materia de salud y el trabajo de médicos y paramédicos, debidamente calificados, para que el milagro se produzca.
La leucemia linfoide aguda (LLA) es la dolencia maligna más común en ese grupo etario y la primera que se trató con un protocolo integrado por 14 países, incluida Cuba, de ahí que su prevalencia sea mucho más que lo mínimo para causar angustia y dolor a familiares y enfermos.
Existe una red nacional para el tratamiento de enfermedades hematológicas malignas en niños que toca a todas las regiones del país en siete instituciones, dos de ellas en La Habana, una en Pinar del Río, Villa Clara, Camagüey, Holguín y Santiago de Cuba.
De esta manera se acerca lo más posible, el lugar especializado para atender dicha dolencia al lugar de origen donde viven los niños enfermos.
Parece un milagro que Cuba, a pesar de su situación económica y el bloqueo que impide máyores recursos médicos, pueda tener un 80 por ciento de casos curados. Sólo el empeño gubermanetal, la voluntad política y el amor profesional del personal de Salud, logran el éxito.
Suerte de los niños cubanos, los que desgraciadamente padecen del mal, que hay para ellos una esperanza que se lucha y se vence en la batalla por sus vidas.
Idania Pupo Freyre
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